sábado, 19 de agosto de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 18/08/2017



Viernes 18 Agosto
XX del T.O.
4° del salterio
loe 6,11-24a / Sal
84 / Mt 19,23-30







Elena; Alberto 
Hurtado Cruchaga;
Bta. Sancha
Szymkowiak

PALABRA:
Mateo 19,23-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios». Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo». Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».

No cerrar las entrañas a las necesidades
Jesús pone el dedo en la llaga con claridad y con dureza. Los exégetas van desgranando diversas interpretaciones de la metáfora del «camello y del ojo de la aguja»: que si cuando habla del camello, Jesús se refiere a un cable de barco; que si cuando habla de la aguja se está refiriendo a una puerta estrecha que había en Jerusalén. Lo importante es que descubramos el mensaje de este texto: el que retiene bienes y consume de sobra, mientras al mismo tiempo millones de personas mueren de hambre, no puede entrar en el proyecto de Jesús. El problema no es tener sino saber compartir. La tragedia está en cerrar las entrañas a las necesidades. La situación de la humanidad sigue golpeando nuestras conciencias.


Señor, da pan a los que tienen hambre y hambre a los que tienen pan. Hambre de Señor, manantial de vida; hambre de socorrer a nuestros hermanos, los millones de personas que mueren materialmente porque no tienen nada que llevarse a la boca. Y no podemos cerrarles nuestro corazón ni nuestras posesiones.











viernes, 18 de agosto de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 17/08/2017





XX del T.O.
4° del salterio 
Joe 2,11-19 / Sal
105 / Mt 19,16-22









Beatriz de Silva; 
Jacinto de Polonia; 
Clara de Montefalco; 
Mamés; Bto. Pedro 
de Zuñiga


PALABRA:
Mateo 19,16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». Él le preguntó: «¿Cuáles?». Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójinio como a ti mismo». El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?». Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego vente conmigo». Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

«Vente conmigo»
Este pasaje evangélico nos ofrece una de las claves más hermosas de la vida cristiana: «estar con el Señor». Así lo dice a aquel joven que se mueve todavía entre los mandamientos, entre las observancias, y cree que ahí radica lo más importante: «cumplo esto, cumplo lo otro». Mi cuenta de «observancias» es justa, limpia, sincera. Jesús ie abre otro horizonte: «anda, déjalo todo ¡y vente conmigo!». En el momento supremo de la cruz, Jesús lo dirá también al buen ladrón: «hoy, estarás conmigo...». Si estamos con Cristo, nos encontramos ya en el paraíso. Y no mañana, ni pasado mañana, sino hoy. «Dejarlo todo e irse con Él» es comenzar un viaje nuevo, donde todo es amor y gracia. Por eso, este pasaje tiene tanto encanto y tanta emoción. No contemos «cosas», miremos a una Persona que nos invita a que realicemos con Él, de su mano, el , viaje de la vida.

Señor, llévame contigo, tómame de la mano, incorpórame a tu séquito... Mi opción no quiere ser por esto o por aquello, mi opción es por Ti, por tu palabra, por todo lo que me pides, por las nuevas rutas que me trazas, por los horizontes que me abres, por las metas que me propones... Llévame contigo, Señor.








cultivarseescrecer Chanel