domingo, 24 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 23/09/2017 (VÍSPERA DE LAS MERCEDES)


Sábado 23 Septiembre
XXV del T.O
1° del salterio 
Esd 9,5-9 / Sal Tob
13,2-6/1c 9,1-6






S. Pío de 
Pietrelcina, m.o. 
Lino; Liberio; 
Adamnán; Tecla; 
Bta. Mª de Jesús 
López de Rivas

PALABRA:
Lucas 9, 1-4
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder  sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja  ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayaís de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa». Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes


El reino es vida
Si tuviéramos que definir con una sola palabra lo que es el reino de los cielos, no tendríamos duda en escoger la palabra «vida»: «el reino es vida». Por eso, Jesús, en el envío de los Doce, les da poder y autoridad para expulsar demonios y curar enfermo o lo que es lo mismo, para remediar males y hacer más feliz a la gente. A veces, hemos podido creer que todo es cruz y que la vida hay que convertirla en cruz, con tintes de tristeza, para situarnos así en el verdadero cristianismo. El reino de los cielos nos abre a otro mundo completamente distinto: no es el mundo del dinero, ni de los poderosos medios humanos. Es el mundo de la libertad, de la humanidad de la bondad, del respeto, de la tolerancia, del cariño. Jesús nos envía para paliar el sufrimiento con entrega generosa, para sembrar la felicidad de valorar y ensalzar la dignidad de cada persona.


Alguién te dijo, Señor: en la ciudad perdida yo y tu nombre, el mundo es tan pequeño como un nido olvidado, tan triste como un pájaro sin alas ni garjeas. ¡Pero tus alas cubren su llorada miseria, mi dormida esperanza!



               




viernes, 22 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 22/09/2017




Viernes 22 Septiembre
XXV del TO.
1º del salterio
Esd 6,7-8.126.14-20
/Sal 121 / Lc
8,19-21






Mauricio; Félix 
IV; Bto. Francisco
de Posadas; Bto.
Dionisio Pamplona
y comp.




PALABRA:
Lucas 8,19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus herManos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte». Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra».




La familia de Dios
Jesús nos descubre una nueva familia: la familia de los hijos de Dios. La familia que tiene su fundamento en el Espíritu de Dios. Jesús ha venido a fundar una comunidad de hermanos en el Espíritu y en la Palabra de Dios. En esta comunidad, el parentesco natural con Jesús no cuenta. Y proclama, por encima de esos lazos naturales, los lazos que nos unen con Dios y unen a los hermanos entre sí. «¿Quiénes son los que realmente están unidos a mí y me pertenecen? Los que escuchan mis palabras y las cumplen, los que aman con obras, los que llevan su amor a los hermanos». Jesús nos plantea esa gran familia que será su Iglesia: habrá que dejar la familia natural muchas veces, para entregar la vida a Él y al servicio de su Iglesia.




La Iglesia peregrinante es misionera por naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. La misión universal de la Iglesia nace de la fe en Jesucristo. Solo en la fe se comprende y se fundamenta la misión.






               





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