domingo, 24 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 24/09/2017 (DÍA DE LA MERCED)

Domingo 24 Septiembre
XXV del T.O.
lº del salterio
Ag 1,1-8 / Sal 149/
Lc 9,7-9







Na Sra de la Merced;
Pacífico de San
Severino; Gerardo;
Pafnucio

PALABRA:
Lucas 9,7-9
En aquél tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabia a que atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: «A Juan lo mandé a decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?». Y tenía ganas de ver a Jesús.




Realizar nuestra misión
El texto es breve pero su mensaje profundo. Nos presenta la pregunta que traspasa las entrañas de la historia: «¿Quién es Jesús de Nazaret?». Hasta el propio Herodes se ve envuelto en la polémica, «al enterarse de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse». Quién era Jesús? ¿Era un hombre como los demás? Y si era más que los demás, ¿podemos saber si era o no Dios?. Nosotros creemos en Jesucristo como Hijo de Dios vivo, creemos en sus palabras, que son palabras de vida eterna. Herodes no aparta a Cristo ni un ápice en el cumplimiento de su misión. La amenaza del poder no desvió a Jesús de seguir anunciando la Buena Noticia a los pobres, de curar a los enfermos, de dar de comer a los hambrientos, de traernos y presentarnos a un Dios Padre que nos ama con locura. Frente a todo tipo de amenaza, valentía y entrega generosa.


Señor, encontraremos en la vida mil dificultades y obstáculos. Y, aún más, el poder limitará en ocasiones nuestra libertad, y hasta es posible que nos veamos acosados y perseguidos. Deja en nosotros siempre aquella actitud tuya de audacia frente a Herodes, para que sigamos así realizando nuestra misión evangelizadora.




              





CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 23/09/2017 (VÍSPERA DE LAS MERCEDES)


Sábado 23 Septiembre
XXV del T.O
1° del salterio 
Esd 9,5-9 / Sal Tob
13,2-6/1c 9,1-6






S. Pío de 
Pietrelcina, m.o. 
Lino; Liberio; 
Adamnán; Tecla; 
Bta. Mª de Jesús 
López de Rivas

PALABRA:
Lucas 9, 1-4
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder  sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja  ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayaís de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa». Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes


El reino es vida
Si tuviéramos que definir con una sola palabra lo que es el reino de los cielos, no tendríamos duda en escoger la palabra «vida»: «el reino es vida». Por eso, Jesús, en el envío de los Doce, les da poder y autoridad para expulsar demonios y curar enfermo o lo que es lo mismo, para remediar males y hacer más feliz a la gente. A veces, hemos podido creer que todo es cruz y que la vida hay que convertirla en cruz, con tintes de tristeza, para situarnos así en el verdadero cristianismo. El reino de los cielos nos abre a otro mundo completamente distinto: no es el mundo del dinero, ni de los poderosos medios humanos. Es el mundo de la libertad, de la humanidad de la bondad, del respeto, de la tolerancia, del cariño. Jesús nos envía para paliar el sufrimiento con entrega generosa, para sembrar la felicidad de valorar y ensalzar la dignidad de cada persona.


Alguién te dijo, Señor: en la ciudad perdida yo y tu nombre, el mundo es tan pequeño como un nido olvidado, tan triste como un pájaro sin alas ni garjeas. ¡Pero tus alas cubren su llorada miseria, mi dormida esperanza!



               




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