miércoles, 7 de marzo de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 06/03/2018


Cuaresma/3°b Salterio 3' Semana. Tomo II
DOMINGO 6 MARZO








 Santos Mantee Olegario ob, Julián de Toledo ob, Coleta Boylet vg, Inés de Praga vg









Papa Francisco: Dios nos espera siempre: hermoso icono del padre y del hijo pródigo. El padre vio al hijo desde lejos, porque lo esperaba y todos los días iba a la terraza para ver si volvía su hijo. El padre, pues, esperaba el regreso de su hijo, y así, «cuando lo vio llegar, salió corriendo y se echó a su cuello». El hijo, en el camino de retorno, había preparado incluso las palabras que iba a decir para presentarse de nuevo en casa: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
Pero el padre no lo dejó hablar, y con su abrazo le tapó la boca. La parábola de Jesús nos permite comprender quién es nuestro Padre: el Dios que nos espera siempre. Alguien podría decir: «Pero, Padre, ! yo tengo tantos pecados que no sé si Él estará contento!». 
¡Prueba! Si quieres conocer la ternura de este Padrea, ! ve a Él y prueba! Después, me cuentas.


Josué 5,9a.10-12: El Señor dijo a Josué: «Hoy os he despojado del oprobio de Egipto». Los israelitas acamparon en Guilgal y celebraron la pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó. El día siguiente a la pascua, ese mismo día, comieron el fruto de la tierra: panes ácimos y espigas fritas. Cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino  que aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán. 








Salmo 33,2-7: Gustad y ved qué bueno es el Señor.







2 Corintios 5,17-21: El que es de Cristo es una criatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.


LUCAS 15,11-32: Jesús dijo esta parábola a los fariseos y escribas: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna". El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando 1o había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban gana. de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo:"Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado con el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como uno de tus jornaleros". Se puso en camino a donde estaba su padre cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besárlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo" Pero el padre dijo a sus criados:"Sacad enseguida el mejor traje y vestid ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado".Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud". Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentan persuadirlo.Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido el hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado". El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"».


ORACION:
CRISTO, me quieres feliz y dichoso, gozando en tu casa, gozando de tu Misericordia, de tu presencia, de tu palabra, de tu paz y de tu Pan, pero yo no te hago caso y me  marcho. ¡Sí, me levantaré y volveré a la casa de mi Padre! Y, si no me he marchado de casa, sé que todo lo tuyo es mío y me invitas a disfrutarlo en tu presencia. Para actuar según tu voluntad en ambas situaciones, me presta sus alas la fe. (Sigue tu oración personal).











martes, 6 de marzo de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 05/03/2018





Cuaresma/3° Salterio 3' Semana. Tomo II
Lunes 5 Marzo








Santos Teófilo ob, Lucio pp, Adrián mr,
Juan J. de la Cruz pb







Papa Francisco: En cierto sentido, los pobres son para nosotros como maestros. Nos enseñan que una persona no es valiosa por lo que posee, por lo que tiene en su cuenta en el banco.Un pobre, una persona que no tiene bienes materiales, mantiene siempre su dignidad. Los  pobres pueden enseñarnos mucho, también sobre la humildad y la confianza en Dios. En la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14), Jesús presenta a este último como modelo porque es humilde   y se considera pecador.  

PALABRA: 
Algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno.era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias,porque no soy como los demás:ladrones, injustos,adúlteros ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo". El publicano, en cambio,se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; este se golpeaba el pecho , diciendo ¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador". Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido

ORACIÓN:
Oseas 6,1-6; Salmo 50,3-4.18-21 • LUCAS 18,9-14 
CRISTO, tú sabes que no exagero cuando digo con sinceridad que soy un gran pecador. Si algo tengo de bueno es lo que tú haces en mí, porque yo sólo sé aparentar y sentirme más bueno que los demás. ¡Si ellos hubieran recibido de ti la Misericordia desbordante y los dones que tú me has dado...! (Sigue tu oración personal).











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