Tiempo Ordinario/ 11° Salterio 3° Semana. Tomo III
Domingo 17 Junio
Santos Teresa de Portugal re, Avito ab,
Domingo Nguyén y co mrs
Papa Francisco: «No atesoréis tesoros en la tierra». Es un consejo de prudencia. Mira que esto no sirve de nada, no pierdas el tiempo. Son tres los tesoros de los cuales Jesús pone en guardia. El primer tesoro es el oro, el dinero, las riquezas. Dime: un euro más ¿te hace más feliz o no? Las riquezas son un tesoro peligroso. Si tú las acumulas como un tesoro, te roban el alma. El segundo tesoro es la vanidad, es decir, buscar tener prestigio, hacerse ver. «Tu belleza acabará por ser comida por los gusanos» (S. Bernardo). El orgullo, el poder, es el tercer tesoro que Jesús indica como inútil y peligroso. Si tu tesoro está en las riquezas, en la vanidad, en el poder, en el orgullo, tu corazón estará encadenado allí, tu corazón será esclavo de las riquezas, de la vanidad, del orgullo. Un corazón libre se puede tener sólo con los tesoros del cielo: el amor, la paciencia, el servicio a los demás, la adoración a Dios.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras.Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».
ORACIÓN:
2Reyes 11,1-4.9-18.20; Salmo 131,11-14,17-18 • MATEO 6,19-23
SEÑOR, ¿alguien ha visto un cortejo fúnebre en el que detrás del féretro vaya la furgoneta de mudanzas con las pertenencias del muerto? Es una locura pensar que la tierra abarca toda la dimensión de la existencia humana, y todo nuestro afán ha de ser acumular tesoros aquí. El Papa lo dice más suave, pero no menos contundente: Atesorar tesoros en la tierra. . . Mira que esto no sirve de nada, no pierdas el tiempo. El corazón lo tenemos para tesoros de verdad, no para falsos dioses. Te doy gracias, Señor, por la luz que arrojan tus palabras sobre mi vida y mis intenciones. ¡Purifícalas con tu Misericordia! (Sigue tu oración personal).
No atesoréis tesoros en la tierra.
Atesorad tesoros en el cielo.