Tiempo Ordinario/11° Salterio 3° Semana. Tomo III
Sábado 16 Junio
Santos Quirico y Julita mrs, Lutgarda vg, Aureliano o b
Papa Francisco: Dar al pueblo lo más grande, la riqueza más grande: la misericordia del Padre, el perdón. «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». En estas palabras del Padrenuestro está todo un proyecto de vida basado en la misericordia. Ia misericordia, la indulgencia, la condonación de la deuda, no es sólo algo devocional, privado, un paliativo espiritual, una especie de óleo que ayuda a ser más suaves, más buenos, no. Es la profecía de un mundo nuevo: misericordia es profecía de un mundo nuevo, en el que los bienes de la tierra y del trabajo se distribuyen equitativamente y nadie se ve privado de lo necesario, porque la solidaridad y el acto de compartir son la consecuencia concreta de la fraternidad.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis.Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno". Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».
ORACIÓN:
Eclesiástico 48,1-15; Salmo 96,1-7 • MATEO 6,7-15
SEÑOR, nos sales al paso de alguna duda que puede surgir: ¿Por qué pedirle algo a Dios, si ya conoce lo que necesitan sus hijos? Primero nos dices categóricamente, en este y en tantos pasajes evangélicos: "Vosotros rezad". No para que se entere Dios de lo que le digamos o Oímos, sino porque la oración es la fe hecha palabras dirigidas a Dios, y sin fe no hay vida cristiana. Segundo, nos dices cómo hemos de orar: no con muchas palabras, como si intentáramos embaucar A DIos, Y tercero, nos das, fruto de tu Misericordia, la mejor oración, el Padrenuestro, compuesto por ti: quien mejor conoce lo que el Padre desea escuchar, quien mejor sabe lo que el hombre necesita, quién mejor sabe cómo poner en contacto a los hijos con el Padre. Ah, y cómo ha de estar limpio el corazón de desamor, odio y rencor, para que la oración sea escuchada. (Sigue tu oración personal).
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