domingo, 17 de junio de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES DÍA 15/06/2018








Tiempo Ordinario/11° Salterio 3° Semana. Tomo III
Viernes 15 Junio








Santos M.a MICAELA vg, Amós prof, Germana vg,
Benilde mr, Vito mr





Papa Francisco: El Evangelio propone los elementos del camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna (cf. Mt 6,1-6.16-18). Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que aparentan: lo que cuenta no es la apariencia. El valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de lo que tenemos dentro.












PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis  recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis , como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido  su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas, que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».


ORACIÓN:
2Reyes 2,1.6-14; Salmo 30,20-21.24 • MATEO 6,1-6.16-18
SEÑOR, de nuevo, en este Año de la Misericordia, me recuerdas que todo lo bueno que haga, con el fin de que lo vean los demás y piensen y hablen de lo bueno que soy, es puro teatro carente de valor. Lo aplicas a la oración, el ayuno y la limosna, pero puede ampliarse a todo lo que se hace con esa viciada intención. Otra cosa muy distinta es la intencionalidad de aquel otro consejo tuyo: "Brille vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre"(Mt5,16). Animas a cumplir la misión de dar luz -"vosotros sois la luz del mundo"- y la intencionalidad de que vean las buenas obras es que den gloria al Padre. ¡Todo lo haces bien, y nos instruyes para que obremos rectamente, buscando siempre la gloria de Dios! (Sigue tu oración personal).
















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