viernes, 22 de junio de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES DÍA 21/06/2018





Tiempo Ordinario/ 12°Salterio 4° Semana. Tomo II
Jueves 21 Junio










Santos LUIS GONZAGA rl, Ramón de Roda ob, José Isabel Flores pb mr, Radolfo ob



Papa Francisco: El que juzga se convierte en un derrotado y no puede no terminar mal, porque la misma medida se usará para juzgarle a él, como dice Jesús en el Evangelio de Mateo. El juez soberbio y suficiente que se equivoca de lugar, porque toma el lugar de Dios, apuesta por una derrota. Y ¿cuál es la derrota? La de ser juzgado con la misma medida con la que él juzga. Porque el único que juzga es Dios y aquellos a quienes Dios les da el poder de hacerlo. Los demás no tienen derecho de juzgar, por eso hay confusión, por eso existe la derrota. La derrota va más allá, porque quien juzga acusa siempre. Exactamente lo opuesto de lo que Jesús hace ante el Padre: Jesús jamás acusa sino que defiende. Él es el primer Defensor. Después nos envía al segundo, que es el Espíritu. Jesús es «el defensor»: está ante el Padre para defendernos de las acusaciones.




PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».


2Reyes 19,9b-11.14-21.31-35a.36; Salmo 47,2-4.10-11 •
MATEO 7,6.12-14

SEÑOR, lo que me dices hoy es tan de sentido común, está tan claro, que no puedo comprender cómo no es norma constante de mi vida. Me doy cuenta de que me equivoco» muchas veces y no acierto a pasar por la puerta estrecha de la Misericordia, del
Amor y de la humildad, para portarme con los demás como quiero que ellos se porten conmigo. Si miro mi vida, veo que tú, sin mérito alguno mío, me tratas como el mejor hermano, como el más fiel amigo.  Dame esa apertura de corazón, esa misericordia y generosidad, para tratar así a los demás. (Sigue tu oración personal).

Tratad a los demás

como queréis que ellos os traten.














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