lunes, 16 de julio de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO DÍA 15707/2018






Tiempo Ordinario/15º Salterio 3ª Semana.TomoIII
Domingo 15 Julio









Santos BUENAVENTURA pb dc,
Pompilio M. Pirrotti pb, Vladimiro re.

Beata Ana Ma Javouhey



 Papa Francisco: Jesús es el centro que nos regenera y nos funda en la fe. En cambio los fariseo ponían en el centro de su religiosidad muchos mandamientos. Y Jesús dice de ellos: Imponen cargas en los hombros de la gente. Si no está Jesús en el centro, hay otras cosas. Encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús. Por ejemplo, quienes tienen la enfermedad de los fariseos y son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: ¡Ah! Debo hacer esta debo hacer lo otro. No. He aquí una regla y un signo. La regla es: Soy un buen cristiano, estoy en el camino del buen cristiano, si hago lo que viene de Jesús o me lleva a Jesús porque Él es el centro. El signo es la adoración ante Jesús, la oración de adoración ante Jesús.




PALABRA:
Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discí-
pulos,que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado». Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificios", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

ORACIÓN:
Isaías 38,1-6.21 - 22.7-8; Salmo: Isaías 38,10-12.16 • MATEO 12,1-8
SEÑOR, quieres misericordia y no sacrificios. Y aquí me tienes, más justiciero con los demás que compasivo y comprensivo ante las debilidades ajenas. Dame tu Espíritu, para que todos los días, sábado y toda la semana, pase por este mundo, como tú, haciendo el bien, amando, no juzgando ni condenando, poniendo en práctica las obras de misericordia con los extraviados. ¡Si ellos hubieran recibido los dones que me has dado, serían modelos para mí! (Sigue tu oración personal).

Quiero misericordia y no sacrificios.

















domingo, 15 de julio de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO DÍA 14/07/2018






Tiempo Ordinario/15º Salterio 3ª Semana, TomoIII
Sábado 14 Julio







Santos CAMILO pb, Francisco Solano pb, Tuscana vd rl.

Beato Mariano de Euse pb




Papa Francisco: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos a las personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados... Ahora los llama a todos a su lado: «Venid a mí», y les promete alivio y consuelo. Lo dice también a quienes poseen todo, pero su corazón está vacío y sin Dios. También a ellos Jesús dirige esta invitación: «Venid a mí». La invitación de Jesús es para todos. Pero de manera especial para los que sufren más. Jesús promete dar alivio a todos, pero nos hace también una invitación, que es como un mandamiento: «Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). El «yugo» del Señor consiste en cargar con el peso de los demás con amor fraternal.



PALABRA:
Exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

ORACIÓN:
Isaías 26,7-9.12.16-19; Salmo 101,13-21 • MATEO 11,28-30
SEÑOR, me invitas a ir a ti, cuando estoy cansado y agobiado, a cargar con tu yugo y a aprender de ti, manso y humilde de corazón. Tú eres el único refugio seguro cuando por mi debilidad se enfría el fervor de seguirte y es urgente que me convierta, que vaya a ti. 
El pecado es el peor cansancio y agobio que puedo tener. Por eso, hago de tu consejo misericordioso oración del corazón, que repito hoy una y mil veces: Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón como el tuyo. (Sigue tu oración personal).

















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