miércoles, 8 de agosto de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES DÍA 06/08/2018





Tiempo Ordinario/ 18°Salterio 2° Semana. Tomo IV

Lunes 06/08/2016







TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

Santos Justo y Pastor mrs, Hormisdas pp


Papa Francisco: "Qué bien se está aquí", exclamó Pedro, después de haber visto al Señor Jesús transfigurado, revestido de gloria. ¿Podemos repetir también nosotros esas palabras? Pienso que sí, porque para todos nosotros es bueno estar aquí, en torno a Jesús. Él es quien nos acoge y se hace presente en medio de nosotros. Y en el Evangelio hemos escuchado también las palabras del Padre: "Este es mi Hijo, el escogido, escuchadlo". Por tanto, si por una parte es Jesús el que nos acoge; por otra, también nosotros queremos acogerlo, ponernos a la escucha de su palabra, porque precisamente acogiendo A Jesucristo, Palabra encarnada, es como el Espíritu nos transforma, ilumina el camino del futuro, y hace crecer en nosotros las alas de la esperanza para caminar con alegría.





PALABRA:
Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar.Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés otra para Elías». No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle». Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.


ORACIÓN:
2Pedro 1,16-19; Salmo 96,1-2.5-6.9 • LUCAS 9,28b-36
SEÑOR, qué bien se está contigo cuando todo marcha bien: Moisés, Elías, tu aspecto radiante. Yo me quedo con la palabra del Padre, que vale para tiempos de gloria y de dolor, como en Getsemaní y en el Calvario: Este es mi Hijo, escuchadle. Soy todo oídos, habla, Señor, que tu siervo escucha atento qué quieres de mí. Todo lo espero de tu Palabra, testigo de tu Misericordia y decidido a ser misericordioso. (Sigue tu oración personal).
















lunes, 6 de agosto de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO DÍA 05/08/2018





Tiempo Ordinario/ 18°Salterio 2° Semana. Tomo IV

Domingo 05 Agosto








DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SANTA
MARÍA LA MAYOR, Ntra. Sra. de las Nieves, Virgen

Blanca. Santos Casiano ob, Viator er, Margarita vd



Papa Francisco: Mirando a Jesús, nosotros vemos que Él ha elegido el camino de la humildad y del servicio. Es más, Él mismo en persona es este camino. Jesús no fue indeciso, no fue un «indiferente»: hizo una elección y la llevó adelante hasta el fondo. Eligió hacerse hombre, y como hombre hacerse siervo, hasta la muerte de cruz. Pero no basta con mirar, hay que seguir. Jesús es el camino, y un camino sirve para caminar, para recorrerlo. Y siguiendo a Cristo por el camino de la caridad, nosotros sembramos esperanza. ¡Ánimo! No os dejéis robar la esperanza e id adelante. Que no os la roben. Al contrario: ¡sembrad esperanza!




PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que
se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad».



ORACIÓN:
Nahún 1,15;2,2; 3,1-3.6.7; Salmo: Deuteronomio 32,35.36.39.41 •MATEO 16,24-28
SEÑOR, el único sentido que puede tener mi vida es seguirte a ti, aunque suponga preferir tus criterios a los míos, y cargar cada día con mi cruz. No hay vida sin cruz, pero hay cruces sin ti, y yo quiero que en mi cruz estés tú: por la cruz a la luz, por la muerte a la resurrección. Perder la vida por ti, y por los hermanos en quienes tú estás vivo, es encontrarse con tu gran Misericordia, tener la vida para siempre. (Sigue tu oración personal).
















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