domingo, 18 de noviembre de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO DÍA 17/11/2018






Tiempo Ordinario/33°  Salterio 1° Semana. Tomo IV
Sábado 17 Noviembre









Santos ISABEL DE HUNGRÍA re nif, Acisclo mr,
Aniano ob, Hugo ob, Hilda ab, Filipina Duchesne rl,
Juan del Castillo pb mr


Papa Francisco: El Señor llora por el cierre del corazón de la ciudad elegida, el pueblo elegido. ¡No tenía tiempo para abrirle la puerta! Estaba demasiado ocupada, demasiado satisfecha de sí misma. Y Jesús sigue tocando a las puertas, como ha llamado a la puerta del corazón de Jerusalén: a las puertas de sus hermanos, de sus hermanas; a nuestras puertas, a las puertas de nuestros corazones, a las puertas de su Iglesia. Jerusalén se sentía feliz, tranquila con su vida y no tenía necesidad del Señor: no se había dado cuenta de que necesitaba la salvación. Y por eso ha cerrado su corazón ante el Señor. El llanto de Jesús por Jerusalén es el llanto por su Iglesia, hoy, por nosotros. Y de esto tenía miedo Jerusalén: de ser salvada por el camino de las sorpresas del Señor. Tenía miedo del Señor, de su Esposo, de su Amado. Y así Jesús llora. Cuando el Señor visita a su pueblo, nos trae la alegría, nos lleva a la conversión. Y todos nosotros no tenemos miedo de la alegría ¡no!. Pero sí de la alegría que trae al Señor, porque no podemos controlarla. Tenemos miedo de la conversión, porque convertirse significa dejar que el Señor nos guíe.





PALABRA
Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus ene-
migos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrastrarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida».

ORACIÓN:
Apocalipsis 5,1-10; Salmo 149,1-6.9 • LUCAS 19,41-44
SEÑOR, me conforta verte con sentimientos humanos, hasta llorar con misericordia, por tu Ciudad Santa, previendo su destrucción. Esto me da a entender tu disgusto cuando abandono la casa paterna, y tu alegría cuando recobro la dignidad de hijo de Dios. ¡Que comprenda en este día lo que conduce a la paz y a la salvación, y no pierda el tiempo en ocupaciones estériles o, peor, perniciosas! Sólo podré escapar de los enemigos que me cercan cuando robustezcas mi fe y esté perfectamente unido a tu corazón misericordioso por la amistad. (Sigue tu oración personal).

Porque no reconociste

el momento de mi venida.
















CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES DÍA 16/11/2018







Tiempo Ordinario/33° Salterio I° Semana. Tomo IV
Viernes 16 Noviembre








Santos MARGARITA DE ESCOCIA re mf,

GERTRUDIS v', Edmundo ob


 Papa Francisco: La parábola nos hace reflexionar sobre la relación entre cómo empleamos los dones recibidos de Dios y su retorno, cuando nos preguntará cómo los hemos utilizado. ? ¡No enterréis los talentos! Apostad por ideales grandes que ensanchan el corazón, los ideales de servicio que harán fecundos vuestros talentos. La vida no se nos da para que la conservemos, sino para que la donemos.








PALABRA:
Dijo Jesús esta parábola: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo". Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez". Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; Como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco". A ese le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades". El otro llegó dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras". Él le contestó: "Por tu boca te condeno, em-pleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses". Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a este la onza y dádsela al que tiene diez". Le replicaron; "Señor, si ya tiene diez onzas". Os digo: "Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene".

ORACIÓN:
Apocalipsis 4,1-11; Salmo 150,1-5 • LUCAS 19,12-13.15-26 SEÑOR, tú eres mi Rey, y acepto con gozo lo que me has prestado para servirte a ti y a los hermanos. Que no me crea dueño de mis cualidades, ni las deje inactivas. Te has fiado de mí: ¡que, por tu misericordia, no te defraude! (Sigue tu oración personal). 

Muy bien, eres un empleado cumplidor. 















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