Cuaresma/4° Salterio 4" Semana. Tomo II
SÁBADO 12 MARZO
Santos Luis Orione pb, Maxirniliano mr,
Inocencio I pp
Papa Francisco: Jamás ha hablado nadie como ese hombre. . .1. Con la palabra, nuestro Señor se ganó el corazón de la gente. Venían a escucharlo de todas partes. Se quedaban maravillados bebiendo sus enseñanzas. Sentían que les hablaba como quien tiene autoridad. Con la palabra los Apóstoles, a los que instituyó «para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar», atrajeron al seno de la Iglesia a todos los pueblos. «La proclamación litúrgica de la Palabra de Dios, sobre todo en el contexto de la asamblea eucarística, es el diálogo de Dios con su pueblo, en el cual son proclamadas las maravillas de la salvación y propuestas siempre de nuevo las exigencias de la alianza» (San Juan Pablo II).
PALABRA:
Algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: «Este es de verdad el profeta». Otros decían: «Este es Mesías». Pero otros decían: «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y Belén, el pueblo de David?».Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo habéis traído?». Los guardias respondieron: «Jamás ha hablado nadie como ese hombre». Los fariseos les replicaron: «¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe, o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos». Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron, «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».Y se volvieron cada uno a su casa.
ORACIÓN:
Jeremías 11,18-20; Salmo 7,2-3.9-12 • JUAN 7,40-51
CRISTO, todo el que te haya escuchado o sentido tu presencia de Misericordia, per y salvación, puede dar testimonio de que jamás nadie es como tú ni habló com( Hasta tus enemigos declarados lo reconocen. Yo quiero aceptar tu palabra, no
porque es deliciosa, sino porque me dice la verdad, me pone en mi verdad y me lleva a la Ver que eres tú, en quien tengo puesta toda mi fe. (Sigue tu oración personal).
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