Sábado 04 Noviembre
XXXI del T.O.
3° del salterio Rom 13,8-10/Sal
111 / Lc 14,25-33
San Carlos
Borromeo, m.o.
Vidal y Agrícola
Lucas 14,25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
La entrega siempre es total
Cristo nos habla con absoluta claridad: la renuncia es necesaria para vivir la donación. El planteamiento es de amor, no de intereses. La donación ha de ser de nuestras vidas, de nuestro corazón. Y la entrega siempre es total. Quizás esta es una de las claves para explicar tantos fracasos. Queremos jugar la partida con cartas escondidas, queremos vivir interesadamente según nuestras convivencias. «Corazones partidos yo no los quiero; que si doy el mío lo doy entero». Cristo quiere que amemos para alcanzar la plenitud. Al fin, la verdadera alegría no se encuentra en la posesión de las cosas materiales sino en lo más profundo de la persona. Y es la persona lo que Cristo nos pide. Es decir, nuestro corazón.
Señor, el error es querer darte solo cosas, cuando Tú nos pides la vida y el corazón. Por eso, la entrega ha de ser total y la donación radical. El lenguaje del amor parte siempre de una generosidad total. Ojalá nosotros lo vivamos siempre así.
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