sábado, 16 de febrero de 2019

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES DÍA 15/02/2019





2° del salterio 
Lev 13,1-2.44-46 
/Sal 31 / 1Cor 
10,31-11,1 / Mc 
1,40-45
Viernes 15 Febrero





Claudio de la
Colombiére;
Faustino y Joyita; 
Bto. Vicente Vilar 
David

PALABRA:
levítico 13,1-2.44-46
El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "¡Impuro, impuro!". Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento».




Salmo 31
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.



1Corintios 10,31-11,1
Hermanos: Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Nosotros, los leprosos
De alguna forma, todos somos leprosos, todos tenemos manchas en la piel del alma. Contemplemos primero al leproso: se acerca a Jesús, estando prohibido, lo que nos revela a un hombre audaz; suplica de rodillas y reconoce en Jesús su poder divino, haciendo un profundo acto de fe. Contemplemos a Jesucristo: se conmueve, siente lástima; extiende la mano y lo toca; lo cura: «queda limpio». Contemplémonos a cada uno de nosotros, participando en la escena: como el leproso, acerquémonos siempre a Jesús, con fe ardiente, escuchando sus palabras; como Jesús, conmovámonos ante las miserias humanas; como cristianos, sintámonos curados, perdonados, amados. Jesús no quiere fama, ni que lo tomaran por rey, y por eso prohíbe al leproso que divulgue el prodigio.

Señor, cura nuestras lepras ocultas, nuestras manchas del alma: el egoísmo, la vanidad, el deseo de parecer siempre superiores a los demás, las faltas de respeto y valoración de tanta gente como cruza a nuestro lado. Y haz que nos acerquemos a Ti, con la humildad del leproso, con su ardiente fe.


         













CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES DÍA 14/02/2019







Oficio de la f.
He 13,46-49/Sal
116/ Lc10,1-9
Jueves 14 Febrero




Stos. Cirilo y
Metodio, f.
Juan Bautista de
la Concepción;

Valentín


PALABRA:
Lucas 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y, si allí hay gente de paz, descansará sobr, e ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la mism: a casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece si a salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y o reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos qu, e haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios"».



¡Poneos en camino!
Jesucristo envía a sus discípulos, en un primer anuncio del reino, con varias recomendaciones: primera, han de ir ligeros de equipaje; segunda; deben estar atentos a las adversidades y a los enemigos; tercera, dispuestos a caminar, a no detenerse. ¡Poneos en camino! O lo que es lo mismo: salid de vuestras casas, de vuestras tiendas de campaña, abandonad vuestros afanes y descubrid nuevos paisajes y nuevas gentes. Caminar supone esfuerzo, ciertamente, pero también supone algo o mucho de aventura. Caminar conlleva unas metas y unos objetivos. Jesús nos invita a ponernos en camino, a no quedarnos paralizados o con los brazos cruzados. Evangelizar no es cuestión de sentarse en un despacho, sino de caminar, sorteando terribles dificultades.

Señor, sabemos que no hay caminos maravillosos sino caminantes maravillados. Sabemos que caminar supone esfuerzo y superación de obstáculos. Pero Tú quieres que descubramos paisajes y corazones, para sembrar tu Palabra de vida eterna.


           
















CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES DÍA 13/02/2019






V del T.O.
Iª del salterio
Gén 3,1-8 /Sal 31 / 
Mc 7,31-37
Miércoles 13 Febrero






Catalina de Ricci; 
Jordán de Sajonia; 
Engracia

PALABRA:
Marcos 7,31-37
En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá» (esto es, «ábrete»). Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».



La incomunicación humana
Vivimos la era de la comunicación pero, en buena parte, seguimos incomunicados: con nosotros mismos, con Dios, con los demás. Nos cuesta un gran trabajo establecer la sintonía. «Ábrete», dice el Señor al sordomudo y establece una comunicación nueva, para que este hombre pueda relacionarse. Justamente, después de este prodigio, la gente comenta de Jesús: «Todo lo ha hecho bien». Subraya así el evangelista la importancia que tiene el don de la comunicación. Comunicarse es abrirse al universo y sus maravillas; conectar con Dios, con su Palabra y con sus dones; entablar relación fraterna y enriquecedora con nuestro prójimo. Si no podemos comunicarnos, nos encontraremos solos, perdidos en el laberinto de mil mundos que nos oprimen, sumiéndonos en la oscuridad.

Señor, abre mis oídos para que pueda oír tu voz y escuchar tu Palabra, para que pueda relacionarme con los demás y escuchar también sus palabras. Y a la par que mis oídos, abre mi corazón al universo para que pueda comprender su lenguaje de dones y misterios.
















CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES DÍA 12/02/2019




V del T.O.
l a del salterio
Gén 2,18-25 / Sal
127 / Mc 7,24-30
Martes 12 Febrero





Melecio; Gaudencio;
Modesto

PALABRA:
Marcos 7,24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos». Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños». Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.



Los argumentos del corazón mueven montañas
Este pasaje, con datos desconcertantes, brilla con especial fuerza para nosotros: Jesús es fuente de salud y de vida para cualquier persona, sea de la cultura que sea y tenga la religión que tenga. Jesús cura a la hija de aquella mujer pagana, una mujer sencilla, humilde, confiada. La bondad de Jesús, su humanidad abierta a todos, supera cualquier división, cualquier distancia. Esta mujer nos ofrece varias enseñanzas concretas: primera, los argumentos del corazón mueven montañas; segunda, no le importa asemejarse a un perrillo que come las migajas de pan; tercera, lo que le importa es que Jesús cure a su hija. Ese amor de madre que quiere para su hija lo mejor, un amor de coraje, de entrega, de llamadas ardientes al corazón de aquel Jesús que obraba prodigios.





«Oh Jesús, ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya. Inunda mi alma de tu espíritu y vida. Penétrame y aduéñate tan por completo de mí, que toda mi vida sea una irradiación de la tuya» (Beato Newman).



           














CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES DÍA 11/02/2019






V del T.O.
I a del salterio 
Gén 2,46-9.15-17
 /Sal 103 /Mc 
7,14-23
Lunes 11 Febrero




Na Sra. de 
Lourdes, m.I. 
Benito de Aniano; 
Gregorio II; Pascual I;
Bto. Tobías Borras

PALABRA:
Marcos 7,14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga». Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina». (Con esto declaraba puros todos los alimentos). Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».



Miremos hoy nuestro corazón
Los maestros de la ley afirmaban que lo impuro venía de fuera: de ahí, la necesidad de las abluciones continuas, de tantos preceptos legales. Pero llega Jesús y cambia por completo el planteamiento: lo impuro surge de dentro y está en el comportamiento ético de las personas. Solamente lo que sale del corazón, de lo más hondo de cada uno, eso es lo que nos hará malas personas. Está claro el criterio de Jesús: las cosas de este mundo, de por sí, no encierran la maldad. La maldad se la ponemos nosotros: en la utilización, en las intenciones, en los resultados. Conviene que examinemos hoy nuestro corazón para ver bien cuáles son sus verdaderos contenidos. Jesús cura y sana, yendo primero al corazón, al interior de cada persona.


Virgen de Lourdes, Señora y Madre nuestra, en este Día del Enfermo, acércate a nuestras ciudades sanitarias, a nuestros hospitales, donde el dolor hace estragos en los cuerpos yen las almas. Limpia nuestras heridas y alivia nuestros padecimientos, con tus caricias de Madre buena.




             














miércoles, 13 de febrero de 2019

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO DÍA 10/02/2019






V del TO.
la del salterio
Gén 1,20-2,4a/Sal
8 / Mc 7,1-13
Domingo 10 Febrero





Guillermo de
Malavalle;
Austreberta; Bto.
Alojzije Viktor


PALABRA:
Marcos 7,1-13
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?». Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos". Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres». Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte': En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y como estas hacéis muchas».

Examinar nuestros labios y nuestro corazón
De nuevo, los preceptos y rituales religiosos; de nuevo, el rigor de unas normas que están vacías, que llevan un «culto vacío». Jesús se enfrenta a los fariseos y a los escribas, Ilamárdolos «hipócritas», fuerte expresión para denunciar sus falsedades. Y realiza esa importante distinción: una cosa es honrar a Dios con los labios, y otra bien distinta, «honrarlo con el corazón». Dios mira nuestro corazón y sabe bien nuestras intenciones, nuestros valores, nuestra realidad interior, nuestra verdadera disposición con respecto a él. Fustiga esas «normas vacías», sin sentido, y defiende la atención a los desamparados, a los pobres, a los ancianos. Este evangelio nos invita a un profundo examen de conciencia, y a cuidar las palabras que pronunciamos con nuestros labios y los latidos de nuestro corazón.


             















CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO DÍA 09/02/2019


V del T.O.
I a del salterio
Gén 1,1-19/Sal 103 
/ Mc 6,53-56
Sábado 09 Febrero







Apolonia; Marón; 
Miguel Febres
Cordero; Sisebuto; 
Bta. Eusebia;
Palomino; Bta.

Anna Katharina 
Emmerich


PALABRA:
Marcos 6,53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.



Escuchar, acompañar, consolar
Contemplamos a Jesús en plena actividad apostólica, rodeado de gente sencilla que le busca. Su fama se ha extendido. Y acuden a él los enfermos, buscando la curación. Dos pinceladas: primera, la misión de Jesús es rehacer el ser humano, procurarle salud, alimentación y medios de subsistencia, esperanza y sentido de la vida; segunda, Cristo derrocha cercanía y consuelo, acompañamiento y comprensión. Antiguamente, la gente que no podía acudir al médico llevaba a los enfermos a la plaza y los que pasaban por allí se detenían a hablar con ellos y consolarlos. ¡Qué hermosa tarea en la vida de un cristiano: hablar, acompañar, escuchar, consolar, comprender!

¡Señor, nosotros también en esta hora nos sentimos enfermos! ¡A veces, no se nota por fuera, pero dentro llevamos un puñado de preguntas, un manojo de sombras, un cúmulo de dolencias! ¡Y acudimos a Ti, buscar de tu presencia, tu consuelo, tu perdón!














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