viernes, 28 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 27/07/2017





Jueves 27 Julio
XVII del TO.
lº del salterio
Éx 32,15-24.30-34 
/Sal 105 /Mt 
13,31-35






Aurelio de Córdoba 
y comp.; Cucufate; 
Clemente de 
Ochrida; Pantaleón


PALABRA:
Mateo 13, 33-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más altá que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas». Les dijo otra parábola: «El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente».
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no
les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi
boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación
del mundo».


Pequeñas parábolas, grandes mensajes
Pequeñas parábolas, grandes mensajes. Nos hemos detenido muchas veces en este pasaje del evangelio: un grano de mostaza, algo insignificante; un poco de levadura, no más. Y basta. El reino de Dios, mientras estemos en este mundo, será una cosa insignificante. Y precisamente lo pequeño e insignificante es lo que produce plenitud. No acabamos de aceptar nuestra pequeñez:nuestra insignificancia, que, cuando acoge a Dios, escucha su Palabra y recibe sus dones, entonces se transforma por completo. Lo proclamaba aquel cursillista de Cristiandad, que había descubierto a Jesús y se había entregado a Él con ilusión: «Cristo y yo, mayoría absoluta».



Señor, desde mi pequeñez, quiero abrirme a la semilla de tu Palabra con el propósito de cultivarla, regarla y estar pendiente siempre de las dificultades y avatares que vayan surgiendo. También quiero ser levadura en la sociedad de mi tiempo, amasar afanes, fermentar proyectos y cocerlos durante todo el tiempo que haga falta.






                
















jueves, 27 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 26/07/2017


Miércoles 26 Julio
lº del salterio 
2Re 4,42-44 /Sal 
144 /Ef 4,1-6/ln 
6,1-15




Joaquín y Ana; 
Angelina; Olimpio; 
Valente; Bto. Tito

PALABRA:
2Reyes 4,42-44
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman». El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?». Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: "Comerán y sobrará"». Entonces el criado se los sirvió, comieron y 'sobró, como había dicho el Señor.





Salmo 144
Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.








Efesios 4,1-6
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobre llevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

Juan 6,1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?». Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan  para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo». Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie». Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo». Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Cristo bendice, nosotros compartimos
¡Cuántas lecciones en este hermoso pasaje de la multiplicación de los panes y los peces! Primero, el problema de la comida, la necesidad de alimentarnos, la carencia de lo necesario; segundo, la atención de Jesús a las necesidades de la gente; tercero, la compasión y la misericordia que desembocan siempre en hacer el bien, en solucionar problemas angustiosos; cuarto, las comidas de Jesús son siempre símbolos de convivencia, de relaciones humanas, de bondad, de respeto, de ayuda mutua y de solidaridad. Ante el problema del hambre, justicia y solidaridad. Jesús actúa con nosotros, en medio de nosotros, pidiendo que aportemos nuestro granito de arena, «ese poquito que yo puedo y hay en mí», como nos decía Teresa de Jesús, para conseguir la solución de los problemas.

No somos espíritus, somos personas... Nos veremos nosotros, humanos siempre, veremos, siempre humanamente, aun cuando veamos en su luz. La corporeidad humana es indestructible. Será transformada. Aquellos panes y peces nos anunciaban la Eucaristía, el alimento que nos ofrece la salvación.









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