martes, 30 de junio de 2015

SEGUNDO PASO PARA MEJORAR TU LADO ESPIRITUAL

sábado 27 de junio, un día más aquí queriendo compartir reflexiones con todo aquel dispuesto a leerme. Nunca pensé sería tan sacrificado esto de estar escribiendo jaja pues siempre fui bien contrario en hacerlo pero pienso según vayan pasando los días, supongo ira creciendo el entusiasmo en mí para continuar compartiendo con todos vosotros, cosas que entiendo, debemos prestar mayor atención, y que es, el cuidado por uno mismo y el sentirse mas satisfecho con la forma de ver nuestra propia vida y aquello que nos rodea, aprender aceptarlo y respetarlo. para lograr esos objetivos, lo primero que necesitamos es sentir la necesidad de cambio y poner los medios precisos para ir avanzando hacia nuestro objetivo, que es el mejorar y con templanza, paciencia ....poco a poco iremos notando esos pequeños cambios que nos harán sentir más cómodos y convencidos de estar en el camino correcto. Como ayer les comentaba, uno de esos ejercicios que precisamos de practicar, es el de aprender a respirar pues la respiración esta ligada a la propia vida y desde que nacemos, recibimos ese primer halo de vida que ya nos vincula a la vida terrenal y es casi la mas importante función que debemos cuidar, pues aún no conozco a nadie que viva sin oxígeno y una respiración correcta ayuda a lograr metas en todos los aspectos que les iré tratando para conseguir ; armonía, paz,seguridad y una mente serena y despejada. Hoy les hablare de otros ejercicios también necesarios para esa mejora y empezaremos tratando sobre el siguiente aspecto.

la concentración



la concentración es el arte de aislarse de las influencias exteriores, fijando la atención en algo, una persona o un objeto, para evitar que el espíritu vagabundee. De entre las numerosas ideas que pueblan nuestro espíritu, solo retenemos aquellas que de un modo u otro están asociadas al objeto elegido, para que la visión de éste sea lo más clara posible. La concentración no es sinónimo de esfuerzo violento, rabia o tensión; es el resultado de la atención, la perseverancia y el autodominio mismo. La atención fija el objeto deseado en el espíritu, la perseverancia inmoviliza la atención y el autodominio impide que el pensamiento vague errante de aquí para allá. A menudo no tenemos conciencia de nuestra propia incoherencia porque llevamos una vida maquinal y rutinaria. A lo largo de una jornada, llevamos a cabo gran número de acciones de manera automática, pensando en otra cosa; así las privamos de la fuerza que la concentración mental podría conferirles. Esta fuerza es el secreto del éxito en los más variados campos; estudio más provechoso, conocimiento más profundo, ahorro de tiempo, reducida dispersión de energías, realización de los deseos.

Para ejercitarse, concéntrese en un objeto cualquiera, una flor o un lápiz, por ejemplo, intentando eliminar todos los pensamientos que no estén directamente relacionados con éste. Haga lo posible por percibirlo totalmente, externa é internamente, como si estuviera aislado del medio ambiente que lo rodea. Analice los colores, la forma, la consistencia, la sustancia de este objeto, tomando poco a poco sus atributos interiores, sus funciones, su historia, las situaciones y los  recuerdos que les sugiere. Este ejercicio mejora la capacidad de abstracción y refuerza la capacidad de atención.
Para conseguir este mismo objetivo, puede usted leer, si fuera necesario varias veces, un pasaje complicado con la firme intención de penetrar totalmente en su significado más profundo. Impóngase una concentración absoluta, hasta que consiga un grado de comprensión satisfactorio. Ya verá como poco a poco, el sentido del pasaje le parecerá cada vez más claro y descubrirá en él detalles y posibles significados simbólicos que, en la primera lectura superficial, se le habían escapado. Fije su atención en los objetos y sobre todo en las personas que le rodean, intentando comprender también, su lado mas interno. Un poco de soledad es igualmente deseable si se desea seguir la vía de la concentración interior; todos los maestros espirituales, han dedicado una parte de su existencia al diálogo silencioso con ellos mismos. Haga usted como ellos; aíslese para dedicar algunos instantes de su precioso tiempo a su voz interior; ofrézcase el lujo de su tranquilo paseo por el campo, con el silencio como único compañero. Y si la ciudad se empeña en mantenerlo prisionero, intente taparse las orejas y escuchar su voz interior.
El zen, vieja filosofía japonesa que tiende a la realización del yo por medio de determinadas técnicas, prevé  un ejercicio de concentración muy útil; la practica de koan, que el maestro propone al discípulo. Generalmente se trata de dilemas  aparentemente insolubles, al menos usando el juicio, y que solo la concentración mental, reforzada  por una rigurosa preparación física, permite resolver, integre la practica del koan a sus buenas costumbres, concentrándose en sus problemas psicológicos, sus dilemas cotidianos o en los porqués metafísicos que tarde o temprano todos nos planteamos. Resolver un problema aparentemente insondable,sino que experimentará un incuestionable desarrollo de su conciencia y de sus capacidades como buscador de su yo interno.

La meditación

los hindúes identifican el espíritu humano con un signo que, en estado salvaje, salta sin cesar y lo agarra todo sin discernimiento. Así pues, han inventado una técnica que permite dominar a ese animal simpático y caprichoso que hay en nosotros; la meditación. Meditar es entrar en comunicación con las capas superiores del ser, eliminar el pensamiento, el espacio, el tiempo, atravesar los límites del yo fundiéndose con el todo, trascender la condición individual del hombre. Si intenta usted suspender durante unos segundos su actividad mental, descubrirá enseguida qué inestable  e indisciplinado es el pensamiento. !Es imposible! miles de pensamientos efímeros surcan el espacio libre dejado por el espíritu, se incrustan como parásitos, y giran sin cesar como una noria insoportable.

Busque entonces un rincón tranquilo donde pueda estar seguro de qué, al menos durante media hora, nadie vendrá a molestare, relájese y controle su respiración. Después, encienda una vela y colóquela a unos trés o cuatro centímetros delante de usted, al nivel de los ojos. Sentado confortablemente, con la espalda muy derecha, fije su vista en la llama e intente dejar su mente en blanco. Al principio, multitud de pensamientos parásitos intentarán adueñarse de su espíritu, pero usted los vencerá simplemente dejándolos desfilar, sin fijarse en ninguno de ellos en particular, como si fueran producto de un espíritu ajeno; paulatinamente, conforme vaya perdiendo el contacto con la realidad que le rodea, esos pensamientos serán cada vez más escasos y menos persistentes. Le invadirá una sensación agradable de ligereza psíquica, aliada con cierto entumecimiento físico, creándose así un estado de inmaterialidad y conciencia agudizada
Puede practicar el mismo ejercicio de forma más activa, capaz de influir sobre el mundo que le rodea, una vez que haya adquirido el control del yo. Al igual que antes, fijará usted su vista en la llama, pero esforzándose esta vez en canalizar su pensamiento en ésta y tratando de influir sobre la movilidad, la altura y la coloración del pálido halo que la rodea. Así pues, deberá  usted ser capaz de actuar, directa y tangiblemente, con la única fuerza de su espíritu, sobre un objeto, modificándolo según su voluntad.
Algunos prefieren utilizar un mantra, el OM, símbolo de armonía cósmica, es el más sencillo y el más extendido. Es el mantra especifico del tercer ojo, el de los siete chakras del esoterismo indio, situado entre las cejas y que corresponde a la glándula pineal, al cerebro y a las facultades mentales. Para pronuncias correctamente el OM, hay que inspirar profundamente, almacenando una buena cantidad de aire y después, expirar lentamente dejando salir una O muy larga , seguida de un M nasal mantenida hasta el final del aliento. Medite usted al alba o al final del día, ya que es entonces cuando las energías cósmicas son más intensas y hay muchas personas en la tierra unidas por la misma experiencia.


 la visualización

visualizar es ver algo o a alguien con los ojos del espíritu. La visualización es una técnica que puede facilitar la concentración pero que depende en gran medida de una practica constante de esta última. En efecto, es necesario efectuar una criba de nuestros propios pensamientos, inmovilizarlos y fijar nuestra atención durante varios segundos en una imagen construida por el espíritu. Creatividad y control mental son pues los ingredientes estrictamente necesarios para la visualización que es casi, junto a estos , una realización efectiva.

Ejercítese comenzando por formas simples, esquemáticas y deje para después el paso a objetos más complejos. Para facilitar esta experiencia podrá imaginar una pantalla blanca sobre la que efectuará sus proyecciones mentales. Al principio, se contentará con reproducir figuras geométricas simples; cuadrados, círculos, triángulos, negros sobre blanco o blancos sobre negro. Después pasará a la utilización del color (el rojo, es en general, el más aconsejado). Después, con la práctica, podrá reemplazar las figuras geométricas por los números, las letras del abecedario, los objetos o personas, esforzándose por visualizarlos hasta en los mínimos detalles para que la experiencia sea realmente válida.
Exprésese siempre de manera positiva, concentrando su espíritu en imágenes solitarias, vitales de las personas que ama o de las cosas que desea, conseguirá vitalidad, serenidad y éxito, poniendo su vida y su psíque a salvo de posibles efectos negativos.

mañana o en mi próximo escrito, les hablare ya dando por finalizado el tema de mejorar espiritualmente sobre la telequinesia, la relajación, la proyección de la voluntad y el fortalecimiento de sí mismo.....pasen buenas noches....bye


            

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