miércoles, 21 de octubre de 2015

PALABRA Y VIDA: LECTURA DEL MIERCOLES 21/10/2015


miércoles
Hilarión de Gaza;
Úrsula; Celia y
Celina; Griselda; 
Laura de Santa 
Catalina de Siena





XXIX del TO.
lª del salterio 
Rom 6,12-18/Sal 
123 / Lc 12,39-48




                                                      Lucas 12,39-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre». Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?». El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá».


Llamada a la responsabilidad
Se nos habla con frecuencia de derechos y de libertades. Viktor Frankl decía que era necesaria, junto a la estatua de la libertad, que se levantara también una estatua de la responsabilidad. Esta página del evangelio nos expone, con palabras e imágenes duras, lo que puede suceder a los que no son responsables de sus parcelas en la viña del Señor. Sobre todo, los que no tratan bien a un prójimo cercano, los que emplean métodos violentos con ese prójimo que nos toca cuidar, acompañar, enriquecer, con nuestra palabra y con nuestro ejemplo. Cristo nos invita a esa responsabilidad que brota del amor y que tiene siempre especial incidencia e importancia cuando afecta a seres humanos, a personas que esperan de nosotros todo un abrazo de bien y de bienes.








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