jueves, 7 de enero de 2016

PALABRA Y VIDA: LECTURA DEL JUEVES DÍA 07/01/2016

Después de Epifanía Salterio 2' Semana. Tomo I
JUEVES (ML) ENERO 





Santos RAIMUNDO DE PEÑAFORT pb,
Luciano pb mr, Ciro ob mr





Papa Francisco: Jesús comenzó a anunciar la buena nueva en la «Galilea de los gentiles», encrucijada de personas de diferentes razas, culturas y religiones. Este contexto se parece por ciertos . aspectos al mundo de hoy. Los profundos cambios que han llevado a la difusión cada vez más amplia de sociedades multiculturales exigen una fidelidad valiente e innovadora que conjugue la identidad católica con las distintas «almas» de la sociedad multicultural. Pienso con aprecio en la contribución que ofrecen los institutos religiosos y las demás instituciones eclesiales mediante la fundación y la gestión de escuelas católicas en contextos de acentuado pluralismo cultural y religioso.


 PALABRA:
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el  territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tiniebla y sombras de muerte, una luz les brilló». Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba.Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.



ORACIÓN:
1Juan 3,22-4,6; Salmo 2,7-11 • MATEO 4,12-17.23-25
JESÚS, tu venida a la Tierra fue la luz que alumbró a la humanidad que vivía en tinieblas y sombras de muerte. Tu venida a mi vida por el bautismo llenó mi alma de la luz de la
 fe. Si no me decido a convertirme totalmente a ti, y reavivar cada día esa conversión, es porque me falta muchas veces esa luz que viniste a traer a los que vivimos en sombras de muerte. Conviérteme, Señor, y me convertiré a ti y al amor, según el modo concreto de amor cristiano para permanecer siempre en ti y tú en mí. ¡Ya está cerca el Reino de Dios, que "quiere misericordia, no sacrificios"! (Mateo 9,13). (Sigue tu oración personal). 







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