lunes, 17 de octubre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 17/10/2016





Tiempo Ordinario/29° Salterio 1° Semana. Tomo IV
Lunes 17 Octubre









Santos IGNACIO DE ANTIOQUÍA ob tnr, Oseas prof

Rufo y Zásimo tnrs, Ricardo Gwyn mr.
Beato Contardo Ferrini cf

Papa Francisco: ¿Qué se puede hacer para poseer el reino de Dios? Sobre este punto Jesús muy explícito: no basta el entusiasmo, la alegría del descubrimiento. Es necesario anteponer la perla preciosa del reino a cualquier otro bien terreno; es necesario poner a Dios en el primer 
lugar de nuestra vida, preferirlo a todo. Dar el primado a Dios significa tener el valor de decir no al mal no a la violencia, no a los atropellos, para vivir una vida de servicio a los demás y en favor de la legalidad y del bien común. Cuando una persona descubre a Dios, el verdadero tesoro, abandona un estilo de vida egoísta y busca compartir con los demás la caridad que viene de Dios. Quien llega a ser amigo de Dios ama a los hermanos, se compromete a salvaguardar su vida y su salud incluso respetando el medio ambiente y la naturaleza.



PALABRA:
Dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le contestó: «Hombre, ¿quién me
ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?».Y dijo a la gente «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado su vida no depende de sus bienes».Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha.Y empezó a echar cálculos: "¿Qué hare? No tengo dónde almacenar la cosecha".Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha.Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida". Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios».

ORACIÓN:
Efesios 2,1-10; Salmo 99,2-5 • LUCAS 12,13-21
SEÑOR, tú viniste al mundo para traer la paz a los hombres que amas, no a ser juez de paz ni repartidor de herencias. Tu misión y la de tu Iglesia no es hacer ricos a tus discípulos, que serán bienaventurados si son pobres y misericordiosos. Hoy me pones en guardia frente a la avaricia, que destruye la unión de los hermanos, y es capaz de convencerme de que mi corazón puede descansar en el ídolo de las riquezas. Que yo pueda decir con el Salmo 62: Sólo en Dios descansa mi alma. (Sigue tu oración personal).






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