Feria de Navidad Oficio propio
Un 3,11-21 / Sal 99 /In 1,43-51
Jueves 05 Enero
Santos
Juan Nepomuceno Neumann; Telesforo;
Carlos de San Andrés Houben
PALABRA:
Juan 1,43-51:
En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los Profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre».
El tesoro es Jesucristo:
Hoy Felipe nos da una lección cabal al acompañar a Natanael hasta el Maestro. Actúa como el amigo que desea compartir con otro el tesoro recién descubierto. Rápidamente, con ilusión, quiere ofrecerlo a los demás, para que todos puedan recibir sus beneficios. El tesoro es Jesucristo. Nadie como él puede llenar el corazón del hombre de paz y felicidad. De aquí nace el sentido del apostolado cristiano. «Solamente Jesucristo es para nosotros todas las cosas. ¡Dichoso el hombre que espera en él», nos dirá san Ambrosio. Tratar a Jesús, hablar con él como un amigo habla con su amigo, confesarlo con una fe convencida, recibirlo a menudo en la Eucaristía, visitarlo con frecuencia en el Sagrario, escuchar atentamente sus palabras de perdón... Y, enseguida, presentarlo a los demás.
Señor, queremos ser apóstoles, enviados tuyos a la sociedad de nuestro tiempo. Pero antes necesitamos hablar contigo. Solo si te conocemos bien y nos dejamos conocer por Ti, estaremos en condiciones de presentarlo a los demás.
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