martes, 31 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 30/10/2017




Lunes 30 Octubre
XXX del TO.
2° del salterio
Habitaciones 9.1-5 / Sal 147
/ Lc 14,1-6






Claudio; Marcelo; 
Zenobio; Hipólito; 
Macario


PALABRA:
Lucas 14,1-6
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?». Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?». Y se quedaron sin respuesta.



La clave es acoger a todos como hermanos
Jesús se interna en la vida social, trata con todo el mundo, incluidos los que se encuentran más lejanos de su persona, de sus valores, de sus actitudes, de su doctrina. No importa. Va a casa de uno de los principales fariseos, que le ha invitado a comer. Y aprovecha la ocasión para iluminar la estancia: primero, con su acción sanadora, curando a un hombre enfermo, y a continuación, con la luz de sus enseñanzas. Hacer el bien a los demás no tiene un horario, ni queda excluido de nuestros horarios. Siempre hemos de estar dispuestos a ayudar, a enseñar, a iluminar mentes y a entusiasmar corazones. Una preciosa lección que hemos de aprender en esta hora: no excluir ni alejarnos de los que no piensan como nosotros. Todo lo contrario: buscarles, tratar con ellos, abrirles las puertas de nuestro corazón, iluminarles y, si hiciera falta, curar siempre sus heridas. 



Señor, que en cada hombre y mujer vea yo tu imagen, y en sus semblantes, tu rostro. El mundo se divide en dos clases de habitantes: los que sabemos que somos hermanos y los que todavía no lo saben.



                 


lunes, 30 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 29/10/2017




Domingo 29 Octubre
XXX del T.O.
2° del salterio
In 8,311)-39 / Sal
108 / Lc 13,31-35







Narciso; Bto. Joaquín
Royo; Bto. Miguel
Rúa

PALABRA:
Lucas 13,31-35
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte». Él contestó: «Id a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término". Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, corno lá clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Setior"».


Jesús, frente al poder
Impresiona la escena y la amenaza: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte». A Herodes le preocupa la predicación de Jesús, pero-, sobre todo, la influencia que puede ejercer su palabra en las gentes, porque le restaría poder y mando. Y reacciona con la amenaza. Jesús responde con absoluta libertad frente al poder político y frente a los notables de su tiempo. Brilla la audacia, nos enseña la valentía de los profetas, que no se vienen abajo, ni se retiran, ni retrocedén ante las dificultades o los muros de Incomprensión. Resuena especialmente en nuestros oídos el lamento que Jesús hace sobre Jerusalén y nos enternece su actitud acogedora, defendiendo a los más débiles. Prefiere morir antes que abandonar a sus polluelos. Así es el corazón de Dios: acogedor siempre, defensor nuestro, con la entrega a punto de su vida por nosotros.






• Que cómo te dice a ti Jesús: «Estás inquieto y nervioso con tantas cosas. Busca el reino de Dios. Elige la mejor parte y nadie te la quitará». 



















domingo, 29 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 28/10/2017




Sábado 28 Octubre
Oficio de la f.
Ef2,19-22/Sal 18/
Lc6,12-19








S. Simón y
S. Judas, f.
Anastasia;
Hermelinda

PALABRA:
Lucas 6,12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas •scariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

«Y pasó la noche orando...»
Cristo va a elegir a sus apóstoles. Y como pórtico de esa elección, coloca una noche de oración en el silencio de la montaña. En la lista de los Doce, el primero que aparece es Pedro, al que cambiará de nombre, gesto que, en la cultura israelita, significa «cambiar de personalidad». Simón pasa a ser «petros», roca sólida, a pesar de sus sombras e infidelidades. Aquellos apóstoles han sido seducidos por Jesús, y en la convivencia de cada jornada, aprenderán de su Maestro lo que significa el reino de los cielos, cuáles son sus características principales y cuál será su tarea, en la que van a empeñar su vida hasta la muerte. Dos grandes lecciones para nosotros: la oración como pórtico de nuestras decisiones; la gratitud de sabernos elegidos en las manos del Señor.





Somos familia en la fracción del pan. Solo al partir el pan podrán reconocernos. Seamos pan, hermanos. Ese pan, el Cuerpo de Cristo, será vida y salvación, esperanza y resurrección.






             


sábado, 28 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 27/10/2017






Viernes 27 Octubre
XXX del TO. 2° del salterio Rom 8,18-25 /Sal 125/ Lc 13,18-21








Frumencio; Vicente, 
Sabina y Cristeta


PALABRA: Lucas 13,18-21
En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas». Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».
 
Elogio de Cristo a tres virtudes
La parábola del grano de mostaza y de la levadura encierran el elogio de Cristo a tres virtudes cristianas: la humildad, la pequeñez, la sencillez. Cristo no nos habla de los poderes externos, a través de los que puede dominarse la sociedad. Todo lo contrarió. Nos plantea cómo hemos de transformar el mundo: con la pequeñez del grano de mostaza que se entierra o de la levadura que se funde con la masa. Será nuestra «fusión» con la realidad, portadora de Dios, de los valores de su reino, la que haga posible la verdadera transformación: Nosotros ponemos de nuestra parte algo tan sencillo como nuestra vida y nuestro corazón. Y Dios pone su mano, su gracia, que realizará ese crecimiento inmenso de una semilla, hasta convertirse en árbol que acoge las aves del campo. A la humildad y a la sencillez, seguirá el asombro.

Dios no quiere solo tus obras. Dios no quiere solo tus oraciones. Dios no quiere solo tu santidad. Dios solo quiere tu amor. La humildad, la sencillez, la pequeñez de nosotros mismos.




                    



viernes, 27 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 26/10/2017



Jueves 26 Octubre
XXX del T.O
2° del salterio 
Rom 8,12-17/Sal 
67 / Lc 13,10-17




Evaristo; Bernwardo;
Rogaciano

PALABRA:

Lucas 13,10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, Ojo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid ésos días a que os curen, y no los sábados». Pero el Señora dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?». A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

La persona y su dolor es lo primero
El principio es claro y la lección para nosotros tendrá siempre rabiosa actualidad: el jefe de la sinagoga antepone la observancia de las leyes, según su interpretación, a la vida misma de las personas. Jesús, en cambio, impone las manos y cura a aquella mujer encorvada para que quede en claro la misericordia de Dios, la importancia de una vida ante las observancias humanas, llevadas al extremo. Jesús, además, echa en cara a aquellos fundamentalistas la sinrazón de sus actitudes: la liberación del sufrimiento humano, la ruptura de las cadenas que esclavizan, la persona humana, es lo primero y lo más importante. Jesús mira con amor infinito las situaciones humanas, mira nuestro corazón dolorido. Y, enseguida, extiende sus brazos para devolvernos la salud, la libertad, la paz.


Señor, queremos mirar siempre, lo primero de todo, el corazón de nuestros hermanos, descubrir sus males, detectar sus problemas más hondos, para extender nuestras manos y curar sus heridas.







jueves, 26 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 25/10/2017



Miércoles 25 Octubre
2° del salterio
Jer 31,7-9 /Sal 125
/ Heb 5,1-6 / Mc
10,46-52






Na Sra. del Buen 
Suceso; Bernardo 
Calbó; Crisanto 
y Daría; Crispín 
y Crispiniano; 
Gaudencio de 
Brescia; Frutos


PALABRA:
Jeremías 31,7-9 
Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de
agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito».





Salmo 125
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.




Hebreos 5,1-6
Hermanos: Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».



Marcos 10,46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empézó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?». El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado». Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Las tres cegueras de hoy
La escena del ciego Bartimeo nos llega a las entrañas: sus ganas de salir de la oscuridad; su fe en la presencia de Jesús; ese salto que da, abandonando la cuneta y el manto. Hemos de estar atentos a esas tres cegueras que, con frecuencia, padecemos acaso sin darnos cuenta. Primera: la ceguera de no ver a Dios, de no sentir su presencia, de no escuchar su voz; la ceguera de no percibir las luces y las sombras, sin que captemos el peligro de los abismos, ni tampoco los brillos de los paisajes más hermosos; tercera, la ceguera de «los signos de los tiempos», de la que nos hablara el concilio Vaticano II, que nos abren nuevos horizontes. Son tres cegueras que pueden acompañarnos en muchos tramos de la vida, privándonos de Dios.



Aqui estoy, Señor, como el ciego al borde del camino, cansado, sudoroso, polvoriento, mendigando por necesidad y oficio. Que vea, Señor, tus sendas; que vea, Señor, los caminos de la vida; que vea, Señor, ante todo, tu rostro, tus ojos, tu corazón.








               


miércoles, 25 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 24/10/2017





Martes 24 Octubre
XXIX del TO
lº del salterio
Rom 8,1-11 /50123
/ Lc 13,1-9






s. Antonio Ma
Claret, m.l.
Luciano y Marciano;
Duna; Luis Guanella


PALABRA:
Lucas 13,1-9 
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera». Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buScar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?". Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas"». 

Hay que cambiar el corazón 
He aquí una página dura, difícil, pero inportantísima en sus lecciones y mensajes. Sabemos que en tiempos de Jesús, Galilea fue patria de numerosos disidentes antirromanos. Y se nos dice que un grupo de galileos fue asesinado, con especial crueldad, por legionarios romanos en el templo. El crimen fue una auténtica provocación. Jesús, en sus palabras, quiere llegar al fondo del problema, convencido de que los conflictos políticos no se resuelven cambiando solamente a los gobernantes. Hay que cambiar el corazón, curar a fondo las heridas. La vertiente política queda iluminada por el mensaje religioso. La parábola final de la higuera nos habla de la ternura de Dios, de su paciencia infinita con nosotros. 

«Todos los creyentes en Cristo —nos dijo Juan Pablo II en la Redemptoris missio— deben sentir como parte integrante de su fe la solicitud apostólica de transmitir a otros su alegría y su luz», para transformar así sus corazones.  










martes, 24 de octubre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 23/10/2017



Lunes 23 Octubre
XXIX del T.O.
lº del salterio
Rom 7,18-25a /Sal
118/Lc 12,54-59





S. Juan de
Capistrano, mi.
Servando y
Germán; Ignacio
de Constantinopla;
Juan Bono



PALABRA:
Lucas 12,54-59 
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida "Chaparrón tenemos',' y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno': y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se, debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo». 


Los signos de los tiempos 
Lo proclamó con fuerza el concilio Vaticano II: «La Iglesia tiene el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio» (GS 4,1). Los «signos de los tiempos» nos invitan-á colocar nuestra mirada en la marcha del mundo, en la humanidad sufriente que busca y no encuentra un mundo mejor. Pero ahí están, ante nosotros, «los signos de los tiempos»: el hambre que nos interpela; la debilidad de tantos seres humanos que nos reclama; las injusticias que nos sublevan; las violencias que nos aterran; las guerras, con tanta sangre derramada como salpica la piel del alma. Y, mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros? ¿Cuál es nuestro granito de arena? ¿Guardamos silencio o ponemos el grito en el cielo y en la tierra? 





Alguien dijo, con emoción y encanto: «La Biblia es un menú de Pan fraterno. Jesús es el Pan vivo. El universo es nuestra mesa, hermanos». 









                 


cultivarseescrecer Chanel