domingo, 1 de noviembre de 2015

PALABRA Y VIDA: LECTURA DEL VIERNES 30/10/2015




viernes 30
Claudio; Marcelo; 
Zenobio; Hipólito; 
Macario






XXX del TO.
2° del salterio
Rom 9,1-5 / Sal 147
/Lc 14,1-6





                                         Lucas 14,1-6

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?». Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?». Y se quedaron sin respuesta.


La clave es acoger a todos como hermanos
Jesús se interna en la vida social, trata con todo el mundo, incluidos los que se encuentran más lejanos de su persona, de sus valóres, de sus actitudes, de su doctrina. No importa. Va a casa de uno de los principales fariseos, que le ha invitado a comer. Y aprovecha la ocasión para iluminar la estancia: primero, con su acción sanadora, curando a un hombre enfermo, y a continuación, con la luz de sus enseñanzas. Hacer el bien a los demás no tiene un horario, ni queda excluido de nuestros horarios. Siempre hemos de estar dispuestos a ayudar, a enseñar, a iluminar mentes y a entusiasmar corazones. Una preciosa lección que hemos de aprender en esta hora: no excluir ni alejarnos de los que no piensan como nosotros. Todo lo contrario: buscarles, tratar con ellos, abrirles las puertas de nuestro corazón, iluminarles y, si hiciera falta, curar siempre sus heridas.

Señor, que en cada hombre y mujer vea yo tu imagen, y en sus semblantes, tu rostro. El mundo se divide en dos clases de habitantes: los que sabemos que somos hermanos y los que todavía no lo saben.






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