sábado, 7 de mayo de 2016

MUNDO MÍSTICO YORUBA: TIPOS DE SACRIFICIOS Èbo opé àti idápó: (sacrificio de acción de gracias y de comunión)

LOS TIPOS DE SACRIFICIO 
Hablando ampliamente, hay dos categorías de sacrificio entre los Yorúbás: aquéllos que son fiestas, compartidas primero por los seres sobrenaturales, y después por la comunidad de adoradores; y así piensan que se apartan las calamidades y reparan las ofensas que se provocan para que se realicen estos sacrificios. Mientras la primera categoría de sacrificio se ofrece en medio de alegría y jubilo, la segunda categoría es triste y temerosa. Con el propósito de aclarar, sin embargo, estas dos categorías serán subdivididas en: acción de gracias, votivo, propiciatorio, preventivo, substitutivo y sacrificio de fundamento. Ahora examinaremos cada uno de ellos como se observa entre los Yorúbás. 


Èbo opé àti idápó: (sacrificio de acción de gracias y de comunión) 
Estos tipos de sacrificios sirven como un medio de expresar gracias a, y de comunión con el Ser Sobrenatural o las divinidades. Cuando los Yorúbás sacrifican en acción de gracias casi siempre se acompaña de festejos de los adoradores a la divinidad (aunque esta última es invisible)y toman una porción de comida en común. De esta manera, se establece una relación beneficiosa. En la vida diaria los Yorúbás muestran que aprecian la bondad mostrada a ellos. Esto se refleja en su refrán: 
Bí a bá se ni lóore, Por los beneficios recibidos,
Ope lá ndá Uno debe agradecer. 

Ellos tienen otro refrán muy común: 
Eni ti a se. lóore, Uno a quien nosotros damos bondad,
Tí kó dúpe Pero no expresa gratitud,
Burú ju Olòsá Es mucho peor que un ladrón
Ti ó kó ni lerú Que se lleva lejos nuestras cosas. 



Estos refranes comunes nos dan una visión de la manera de pensar de las personas y podemos entender porqué el sacrificio de acción de gracias es muy prominente entre ellos. Cuando reciben los deseos de su corazón, saben que las bendiciones han venido de los seres sobrenaturales. Cuando hay una cosecha muy buena; si al cazar o pescar tienen gran éxito; cuando se gana la victoria sobre los enemigos, cuando se escapa de un accidente, cuando nace un nuevo niño; todos estos momentos hacen necesario traer ofrendas para expresar su gratitud a la divinidad o divinidades. Así como ellos alaban a sus bienhechores, así también alaban y agradecen a las divinidades benévolas que creen determinan su buena fortuna.
La mayoría de los alegres festivales que se celebran periódicamente entre los Yorúbás involucran la acción de gracias. Por festivales periódicos queremos decir esas fiestas que se observan a intervalos regulares - bienales, anuales y, en una forma menos elaborada, la fiesta mensual, semanal e incluso diaria. Pero estrictamente hablando, por las fiestas periódicas tenemos en mente fiestas bienales o anuales que reúnen un gran número de personas que vienen ante sus divinidades para expresar gracias por el giro del año y por los beneficios que recibieron durante este periodo.

Entre los Yorúbás, muchas de estas ocasiones festivas involucran sacrificio de acción de gracias a las muchas divinidades reconocidas y adoradas por las personas, y que creen son los dispensadores de las bendiciones. Citaremos unos pocos ejemplos de las divinidades y fiestas.
El festival del nuevo ñame figura de forma prominente entre los Yorúbás cuya ocupación principal es cultivar. Sorprendentemente, la fiesta incluso se observa por los íláje cuya ocupación principal es la pesca. Entre éstos últimos, la fiesta lleva el nombre de Éje. Una cosa notable es que el festival del nuevo ñame toma formas diferentes en los diferentes lugares; sin embargo, todos tienen en común el dar el primero de los nuevos ñames a una divinidad u otra, antes que los seres humanos compartan de ellos. Además, también es de notar que se prohibe a los devotos de ciertas divinidades que tomen el nuevo ñame hasta que se haya ofrecido ritualmente a las divinidades y sea compartido por las personas.



La fiesta de Éje es un evento anual en Ítébúu-Mánúwá durante
 el cual el Elèró de Ítébúu-Mánúwá le da ñame a Malókun (el Dios del mar), a los antepasados y a los otros espíritus locales y divinidades que se cree son responsables de hacer buenas cosechas en la granja. Así, cuando viene el tiempo de cosecha, la primera cosecha de la granja debe traerse a la casa ceremoniosamente y presentarse a Malókun y a los antepasados en gratitud por la fertilidad de la tierra y preservar la vida de las personas.
En la preparación de la fiesta, se limpia el Ugbówén (el bosquecillo que se cree aloja muchos espíritus); la urna de Malókun se mantiene limpia y decorada con hojas de palma. 

El día que precede a la fecha fijada, el sacerdote principal y algunos ayudantes van a la granja para traer los ñames del ebé nlá (montones de ñame grande) especialmente dedicados para este propósito en la granja especial del Oba. El ñame se trae ceremoniosamente a la urna de Malókun. Cuando el ñame llega a la urna, el Aríbéjí (el Oro que es peculiar de Iláje y cuya voz es como el sonido de un océano poderoso) estos estampidos anuncian la llegada del nuevo ñame y la alegría indicada da testimonio del nuevo año. ¡Todos salen entonces a regocijarse y gritar: 
"Ígbódó ré é, Póóké è, Ígbódó ré é, Póóké e"!(¡Aquí está el nuevo ñame! ¡Felicitaciones!) 

Las personas se felicitan entre si y el sacerdote ora para que el año pueda ser pacífico y exitoso, y que la celebración del año pueda traer una era de alegría, prosperidad y longevidad. Los ñames se sacan de la urna de noche mientras las personas guardan una vigilia alrededor de la urna y cantan alabanzas a los dioses. Y le piden a los espíritus ancestrales y a otros espíritus que vengan a tomar ginebra y nueces de kola, y oran para que el próximo día de celebración pueda ser aceptable. La siguiente es una de las canciones recordadas en la ocasión:

Ogúngún wa, Nuestros antepasados,
Yáná wá néní, Por favor, los llamamos hoy
je wá memú; Beban vino de palma;
Ogúngún Bábá,  Antepasados! ;Padres!
Yáná wá o  Por favor, vengan
Je wá gbobi pa Que usted acepte y parta las nueces de kola
Ogúngún wa, Nuestros antepasados,
Yáná wa  Por favor, llamen.










Al día siguiente, los Oba y sus jefes junto con los sacerdotes ayunan de la mañana hasta la tarde para que sus oraciones puedan ser aceptadas. Temprano en la mañana, el Oba, vestido de blanco, toma algunas nueces de kola blancas y una paloma blanca. Él ora para él, sus fieles y por los extranjeros que están en el pueblo para que todos puedan estar bien. Él también ora para el sacerdote principal que a cambio ora para el Oba. Esta ceremonia tiene lugar en el palacio del Oba. Es después de esto que el sacerdote principal entra en el altar para presentar el nuevo ñame formalmente a Malókun y los espíritus ancestrales. Uno de los ñames es dividido longitudinalmente en dos y usado para la adivinación. Ésta es una de las raras ocasiones en que se usa el ñame en lugar de las nueces de kola para la adivinación. Se lanzan los dos pedazos de ñames. Si uno cae boca arriba y uno boca abajo, las personas lo rocían porque esto es un buen augurio para el año; pero si las dos caras caen boca abajo, esto significa un mal augurio y debe ser más investigado. 


Cuando el augurio es propicio, hay un gran regocijo en el pueblo.
Más tarde en el día se toma un pedazo del ñame nuevo y una ceremonia similar es realizada por los sacerdotes en el bosquecillo. Aquí el ñame también es ceremoniosamente dado a los espíritus que se cree están presentes. Como en la ocasión anterior, el ñame es dividido en dos y lanzado al adivino; cuando el ñame "habla" bien (es decir, cuando el oráculo es favorable), las personas se regocijan y cantan:

Oró fen, oró gbá, El sacrificio es aceptado,
O fen ún ba wa, Elèró es aceptado por nuestro padre, Eléró,
A íra mo ró;  Nosotros, celebrando, creemos.
Oró fen o, oró gbá, La ceremonia está lista y es aceptada,
Ó fen ghun dele úlú es aceptable para el pueblo entero;
A ira mo ro  Nosotros, celebrando, creemos.







De una manera más jubilosa, las personas cantan a su manera en el bosquecillo, como sigue:


Awa yú ríre, Nosotros fuimos bien,
Awa bó ríre, Y hemos vuelto bien;
Awa yú o, Nosotros fuimos
Awa bó ríre. Y hemos vuelto bien.
Cuando los sacerdotes y los hombres vuelven del bosquecillo, el Oba, todavía vestido de blanco se los encuentra cerca de su palacio y en medio del júbilo, acompañado por todos sus súbditos, bailan alrededor del pueblo. Él llama en dieciséis urnas donde él rinde homenaje a las diferentes divinidades. Después de esta danza y las ofrendas a las divinidades es que el Oba y los sacerdotes terminan esto rápidamente. Ellos están satisfechos que puedan comer ahora que las divinidades han tenido su porción. Todas las ofrendas son en forma de acción de gracias.
En Ile-O1újií cerca de O'ndó, la fiesta del nuevo ñame se llama Owé o Oró 01ófin. La celebración tiene lugar en agosto, antes de la fiesta anual de Ogún. Como en Itebúu-Manúwa, el sacerdote principal, acompañado por un sacerdote auxiliar, va a la granja para traer los montones de ñames especiales. 

Estos montones son especiales en el sentido que los ñames plantados en ellos se observan y vigilan cuidadosamente para la fiesta. La idea es que aún cuando la lluvia no caiga en el momento adecuado, se hacen provisiones de agua para regar los montones de ñames de la granja, ya que los nuevos ñames deben estar disponibles para el momento fijado tradicionalmente.
Cuando los ñames se traen de la granja, se llevan a un lugar del mercado central cerca del palacio del Oba, y las personas son informadas a través de una seña de que los nuevos ñames se han traído. Todos los ciudadanos en medio de un gran júbilo, saludan los nuevos ñames. 



Una cosa notable en Ilé-01újií es que nuevas nueces de kola son también ofrecidas junto con los nuevos ñames. Esto es porque la nuez de kola y los ñames son los productos principales del área; la idea es que deben ofrecerse los productos más importantes de la granja ceremoniosamente a las divinidades antes de que ellos se usen por los seres humanos. ¡Todos los que cosechan nueces de kola durante la estación traen alguna cantidad de nueces de kola y se le lanzan al sacerdote tal y como él lo hace con Olófín o! Se cree que si cualquiera mantiene nueces de kola en casa y no ofrece algunas a Olófin, serán destruidas por los gusanos y esta persona sufrirá pérdidas ese año. Esto es para animar a las personas a ser agradecidas con los seres espirituales que ayudan a obtener buenas cosechas.












Uno de los ñames traído de la granja por el sacerdote se rebana en tres partes - una parte se toma para la urna ancestral del Olújií; la segunda parte es para Ídí-Ógún (la urna de Ógún) y la tercera al Ídí - Olófin (la urna de Olófin). A cada una de estas urnas, el Áwóró (sacerdote) agradece a la divinidad asociada con la urna en particular para la preservación de las personas y para la abundancia de cosechas, y él ora en la estera para que las personas que sean testigos de la celebración del año puedan vivir para ver muchas más de tales celebraciones. El Áwóró corre siete veces entre la plaza del mercado y la urna de Olófin, y en cada momento ofrece un homenaje a Olófin. El nuevo ñame que se ha ofrecido a las divinidades se come ahora ritualmente por el sacerdote jefe y otros siete sacerdotes.


Después de esto, el Jegun (jefe superior del pueblo) ofrece ñames a los ancestros, y todos los cabezas de familia hacen lo mismo. Es sólo después de este alimento ceremonial de los seres espirituales que los hombres pueden comer de los productos de la granja.




En toda Yorubalandia, Ílárá, cerca de Akúre, es famoso por su Odún Ijesu (la nueva fiesta del ñame). 



La fiesta abre las puertas para otras ceremonias tradicionales en el pueblo, esto es porqué Ílárá tiene el apodo de "Omo a kóró méje lóójó" (Los descendientes de aquéllos que observan siete ceremonias en el mismo dia). 




Todas las ceremonias reunidas prestan color y dignidad a la grandeza de la nueva fiesta del ñame que dura tres días.


En el primer día de la celebración, las cabezas familiares, acompañadas por sus esposas y otros miembros de la familia, van a sus granjas para cosechar los ñames. Por tradición se establece, que la mayor de las esposas de la familia sostiene dos grandes nueces de kola que ella presenta a su marido en el momento y lugar designado de la granja. Cada hombre selecciona los más grandes ñames cosechados y los traen a una cita. Él toma entonces las nueces de kola de su esposa, las envuelve con sus manos y toca el ñame con ellas de una manera reverente cuando él ora, agradeciendo a la diosa de la tierra (aquí llamada Imale Ijesu) por hacer la tierra fecunda y por alargar su vida para celebrar otra acción de gracias de cosecha. Él también ora para que la celebración anual pueda ser aceptable. Él rompe una de las dos nueces de kola y las lanza al adivino. Cuando el augurio es propicio, los hombres las rocían y se regocijan. La nuez de kola restante es compartida por las personas que están presentes. El ñame grande, llamado "Adeko" (el que guarda la granja) no será quitado de la granja pero se sacará del lugar donde la ceremonia se ha realizado. Se pudre lejos y retorna a la tierra de donde vino. Es una manera de ofrecer el ñame entero al espíritu de la tierra como un hecho de gratitud.

Al día siguiente, el Oba (el gobernante superior), junto con los superiores de Igbehin van a Oko-oba (la granja de Oba) para excavar los ñames. 




El Oba se quita su vestido superior (agbádá) y solemnemente saca el ñame. Las personas dicen "Qbá Lo soko idásu" (el Oba va a la granja a sacar los ñames). Después idásu (el ñame sacado), los nuevos ñames se rocían y esto se sigue tamborileando y bailando. 


Se reúnen el Oba en su medio ambiente y unido a otras personas bailan alrededor del pueblo en gran júbilo. Entretanto, algunos de los ñames cosechados se dan a Olátin, el sacerdote principal de Imale Ijesu (también llamado Imale Iná o Imale Ílárá), en la cima de la colina cerca del pueblo. Él ofrece los ñames a la divinidad. La ofrenda se sigue por Óbérémáyé, un tipo de música bailada por los ciudadanos. Las personas se visten alegremente; los miembros de la misma asociación o grupo de edades usan el mismo tipo de vestido.
Después de esto, el Oba entra dentro de su palacio y medita durante siete días. 




Las personas dicen "Obá wolé ifúnta" (el rey va a meditar después de la ceremonia de bendición). 



Durante el periodo de su confinamiento, él ora para que la ofrenda pueda ser aceptada y los pecados del pasado puedan pasarse por alto. Entonces sigue la música de Ágógó, la más bella de las ceremonias. Las personas bailan a los golpes de abebe (los entusiastas) y ellos cantan:

Alárá jeun kábí e tíi je? ¿El Alárá ha comido o no?
Ágógó Olóyé, Ágógó! Ágógó Olóyé, Ágógó (el coro)
Qdún yií á yabo kábí é ¿este año será bendecido o no?
Nií yabo?
Ágógó Olóyé, Ágógó. Ágógó Olóyé, Ágógó.



 









Se encienden antorchas de bambú especial por el pueblo en la noche y las personas continúan la fiesta. Aproximadamente a las dos de la madrugada, el sacerdote principal lleva el símbolo de Imale Ílárá y se mueve alrededor del pueblo bendiciendo a las personas. Todas las personas que habían hecho votos el año anterior salen para cumplir sus promesas. Los devotos que acompañan el Imale reciben los regalos mientras el sacerdote los bendice.

El tercer día está señalado por el baile del Írékéke. Muchachas jóvenes que han llegado a la edad de la pubertad cubren sus pechos y las partes bajas de sus cuerpos y alzan hacia arriba algunos trozos de caña de azúcar cortados por sus novios, y ellos bailan a su alrededor cantando:

Írékéké,  Írékéké,
Ayé ye ye, Ayé yeye,
Mo lo soja, Yo voy al mercado,
Mo gba áikú Y obtiene la inmortalidad;
Mo gbomo tuntun tohún bó, Írékéké  Yo traigo de allí atrás un nuevo bebé Írékéké






Entonces, en otra canción, ellos envían un mensaje a Imale (la divinidad) cuando cantan:


Má gbehin gbé o No se olviden,
Kó o má gbágbée wa; no se olviden de nosotros;
Ilé dowòó re. Nuestras casas se confían a su
cuidado.

Vemos que la nueva fiesta del ñame, dondequiera que se observa, está marcada por la expresión de gratitud a la divinidad que se cree hizo que los ñames crecieran y se desarrollaran bien en la granja. También es un periodo de júbilo y de comunión entre los pobladores y las divinidades.
La mayoría de estos festivales anuales son agrarios y se diseñan para agradecer a los poderes sobrenaturales que se cree traen el aumento de las cosechas, así como para la preservación de la vida en general. Todas las divinidades benévolas merecen y se le dan alabanzas. Algunas de ellas como Osun, Yemoja, Obátálá y Qbálúf'ón son capaces de proporcionar hijos a las mujeres estériles; se cree que otros, como Ogún, son capaces de mantener trabajos buenos a los devotos y para protegerlos de accidentes; todavía hay otros, como Oró y Aríbejí, que purifican el pueblo y las villas. Cada una de estas divinidades tiene festivales anuales muy elaborados que enfatizan en la acción de gracias.

















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