jueves, 2 de agosto de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES DÍA 01/08/2018





Tiempo Ordinario/18° Salterio 2° Semana. Tomo IV
Miércoles 01 Julio








Santos ALFONSO M. DE LIGORIO ob dc,

Pedro Fabro pb, Félix mr


 Papa Francisco: Jesús se preocupa por la gente que está con Él desde hace horas: son miles, y tienen hambre. ¿Qué hacer? También los discípulos se plantean el problema, y dicen a Jesús: «Despide a la gente» para que vayan a los poblados cercanos a buscar de comer. Jesús, en cambio, dice: «Dadles vosotros de comer». los discípulos quedan desconcertados, y responden: «No tenemos más que cinco panes y dos peces». He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad. Nos pide convertirnos a la fe en la Providencia, saber compartir lo poco que somos y tenemos y no cerrarnos nunca en nosotros mismos.




PALABRA:
Al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer». Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer». Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». Les dijo: «Traédmelos». Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

ORACIÓN:
Jeremías 28,1-17; Salmo 118,29.43.79.80.95.102 • MATEO 14,13-21
SEÑOR, de lo que he leído me ha quedado el eco de tu mandato: ¡Dadles vosotros de comer! Hay mucha gente a mi alrededor que tiene hambre y sed de algo que satisfaga sus ansias de vida, y no te conocen. Tú me llamas a que les dé de comer: que les hable de ti, que sea ante ellos testigo de tu Palabra, de tu amistad, de tu misericordia y de tu perdón. (Sigue tu oración personal).

" Dadle vosotros de comer."
















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