Tiempo Ordinario/2° Salterio 4° Semana. Tomo IV
Miércoles 15 Agosto
ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, Virgen de la
Paloma, de los Reyes. Santos Tarsicio, Luis Batis,
Manuel Morales, Salvador Lara y David Roldán mrs
Papa Francisco: El camino de María hacia el Cielo comenzó desde ese «sí» pronunciado en Nazaret, en respuesta al Mensajero celestial que le anunciaba la voluntad de Dios para ella. Y en realidad es precisamente así: cada «sí» a Dios es un paso hacia el Cielo, hacia la vida eterna. Porque esto quiere el Señor: que todos sus hijos tengan la vida en abundancia. Dios nos quiere a todos con Él, en su casa.
PALABRA:
María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
ORACIÓN:
Apocalipsis 11,19a; 12.1-6a.10ab; Salmo 44,11-12.16; 1Corintios 15,20-27a • LUCAS 1,39-56
SEÑOR, tú quisiste que tu Madre te acompañara en cuerpo y alma en el cielo. Espero compartir, con los dos y con todos los santos, esa gloria del Padre y del Espíritu, después de mi paso por este mundo, siguiendo su ejemplo de amor y misericordia, de pureza y de fe. (Sigue tu oración personal).
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