martes, 28 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 27/02/2017




Iº de Cuaresma 
lª del salterio 
Ez 18,21-28/Sal 
129/Mt 5,20-26
Lunes 27 Febrero




Gabriel de la
Dolorosa; Juan de 
Gorze; Bta. Francisca 
Ana de los Dolores 
de María; Bta.

Caridad; Bto. José 
Tous Soler



PALABRA:
Mateo 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás' y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto».



El abrazo a Dios y al prójimo van unidos
Jesús nos ofrece el paisaje de nuestras relaciones humanas y nos invita a tener siempre un sentido fraternal de la historia, lejos por completo de enemistades, resentimientos e intolerancias. No podemos acercarnos al altar de Dios, ni recibir su Cuerpo y Sangre, a sabiendas de que estamos provocando sufrimientos a nuestro prójimo, o de que mantenemos la llama del odio en nuestro corazón. Jesús se hace presente en la aceptación, la acogida, el respeto y la fraternidad. Ese otro mundo o mundillo de divisiones, rivalidades y zancadillas no pertenece a una auténtica comunidad cristiana. Jesús, con sus palabras, nos lo dice alto y claro: antes de presentar tu ofrenda, reconcíliate, abre de par en par tus brazos para sentir a tu prójimo como hermano.



Señor, aleja de mi corazón todo sentimiento de rechazo a mis hermanos, toda ira contra ellos, toda envidia, todo daño. Ojalá pueda ver en cada rostro, tu rostro; en cada silueta, tu silueta. No podemos acercarnos a Ti, Señor, cuando acabamos de abandonar o de maldecir a ese prójimo nuestro que pide ayuda.

               





lunes, 27 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 26/02/2017



1 de Cuaresma
la del salterio
Est 74,1.3-5.12-14 /
Sal 137 / Mt 7,7-12
Domingo 26 Febrero





Alejandro de

Alejandría; Néstor;
Paula Montal;
Bta. Piedad de la
Cruz Ortiz Real

PALABRA: Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas».


Sentir a Dios como Padre
En la oración de petición descubrimos nuestro corazón a Dios. Primero, en un hermoso gesto de humildad, confesándonos débiles, necesitados; segundo, reconociendo nuestras carencias, que son muchas; tercero, acudiendo a ese otro manantial de la gracia y de los dones. Cuando pedimos a Dios que nos ayude, no estamos solicitando su poder para solucionar enseguida nuestros problemas, sino percibiendo su corazón de Padre bueno, atento siempre a sus hijos. En realidad, nuestras peticiones nos hacen sentirnos con fuerza «hijos de Dios», saboreando así nuestras verdaderas señas de identidad. Pedir algo al Señor no es cruzarnos de brazos ante la dificultad o el peligro, sino todo lo contrario: sentir su gracia y su ayuda para nuestras carencias y debilidades.



Señor, haz que mi oración sea como una llamada a la puerta de tu corazón. Una llamada sencilla y confiada, como el pequeño que se siente débil y se aferra al abrazo de su madre. Llora porque necesita ayuda. Hay momentos en nuestras vidas en que solo podemos ofrecer nuestras lágrimas de soledad o la soledad de nuestras pobres lágrimas. 

             




domingo, 26 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 25/02/2017





Iº de Cuaresma

lª del salterio
Jon 3,1-10 / Sal 50/ 
Lc 11,29-32 






Roberto de

Arbrissel; Walburga;
Luis Versiglia y

Calisto Caravario


PALABRA:
Lucas 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».


Todos pedimos señales
Todos pedimos señales, prodigios, milagros. Todos pedimos que Dios se nos manifieste no solo con su palabra sino, sobre todo, con sus acciones, para que se solucionen los problemas de nuestra vida concreta. El afán de los milagros, de las curaciones instantáneas. Así desaparecerán nuestras dudas. Y creeremos enseguida. En cambio, la respuesta de Jesús es distinta: «Atrévete a cambiar de mentalidad y de vida, y te darás cuenta de que, al verle sentido a tu vida y al sentirte mejor y hasta feliz, no te quedará más remedio que reconocer que «aquí hay algo que es más que Jonás». Es decir, aquí está Dios con nosotros, a nuestro lado. El día que cambies de vida, le verás sentido a Jesús.



No tener demasiado. No tener solo para sí No tener a costa de los otros. Tener para servir. Hacer que todos tengamos por igual. No ser «tenidos» por nada. ¡Bienaventurados los que saben tener y dejar de tener así, porque de ellos es el Reino!





                                     




sábado, 25 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 24/02/2017


1ºde Cuaresma
lª del salterio
Is 55,10-11 / Sal 33
/ Mt 6,7-15
Viernes 24 Febrero





Modesto; Bta. Mª
Josefa Naval; Bta.
Ascensión del
Corazón de Jesús

PALABRA:
Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno". Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».


La oración que rezó Jesús
¡Qué hermosa la oración del Padrenuestro! Hay una observación que me encanta: «esta oración salió de los labios de Jesús, fue rezada por él». «Orar es colocarnos en los brazos de Dios», nos decía el santo papa Juan Pablo II. Orar es abrirnos al Señor, hablarle y escucharle, interiorizar su Palabra. Orar es «sentir» la presencia del Señor en nuestras vidas. El Padrenuestro tiene preciosos y esenciales destellos para nosotros: primero, creemos en un Dios que es Padre; segundo, suscita en nosotros una inmensa confianza; tercero, es un Padre del que tenemos que fiarnos siempre; cuarto, es un Padre siempre bueno, tanto con los buenos como con los malos. Orar es sentir la necesidad de una voz, de una palabra, de unos brazos infinitos que sostengan nuestra existencia, con tantas carencias como necesidades.


Padre nuestro que estás en el cielo, y también, siempre a mi lado, pendiente de mí, de mis necesidades apremiantes, de mis agobios lacerantes, de mis situaciones más difíciles, cuando río y cuando lloro... Padre nuestro, haz que sienta tu presencia en mi corazón, en mis pasos, en mi caminar por los senderos de la historia, siempre llevado de tu mano.  




                                    










viernes, 24 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 23/02/2017



Iº de Cuaresma 
1ªdel salterio
Lev 19,1-2.11-18 
/Sa118/Mt

25,31-46





S. Policarpo de 
Esmirna, c. 
Marta de Astorga; 
Florencio; Bta. 
Rafaela Ybarra

PALABRA:
Mateo 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme". Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?". Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis". Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". Entonces también estos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?". Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de estos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo". Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».


Señor, quiero verte en cada hermano cercano o lejano que cruce a mi lado, que llame a mi puerta, que me pida un trozo de pan o un vaso de agua; quiero verte en cada rostro, en cada mirada, en cada tragedia salpicada de dolor; quiero verte y salir a tu encuentro, ofrecerte mi mano y mi corazón.






                 




jueves, 23 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 22/02/2017

Iº de Cuaresma
1ª del salterio

Gén 9,8-15 / Sal 24 
/ 1Pe 3,18-22 /Mc 
1,12-15
Miércoles 22 Febrero


Cátedra de san
Pedro; Margarita 
de Cortona; Papías; 
Leonor


PALABRA:

Génesis 9,8-15
Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra». Y Dios añadió: «Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes».







Salmo 24
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.





1Pedro 3,18-22. 
Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos —ocho personas— se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.


Marcos 1,12-15
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».



Tres grandes tentaciones
El núcleo de la tentación es alejarnos de Dios, no escuchar su voz, no realizar sus proyectos, no recorrer sus caminos. El tentador nos dirá siempre: «deja a tu Dios y elige otros caminos para ser feliz. Dios no te hará feliz; al contrario, será un obstáculo para tu felicidad». Tres tentaciones rondan el corazón de los creyentes cristianos: primera, la des cristianización, dejar de ser discípulos de Jesús, abandonar sus filas; segunda, el desánimo, el tirar la toalla por cansancio, porque no podemos más, porque no tenemos fuerza; tercera, la desconfianza, en todo y en todos, porque nadie puede solucionar nada y todo falla. «Convertíos», nos dice el Señor. «Girad vuestras vidas hacia Mí». La Cuaresma nos sigue invitando al silencio interior y a la reforma de nuestra vida. Una invitación amable que va directa al corazón.




Señor, ante tantas llamadas e invitaciones a ser felices, nosotros queremos oír solo tus palabras de vida eterna, queremos seguir tus caminos y confiar en Ti. Porque solo de tu mano nos sentiremos seguros, libres, felices.


                                   



miércoles, 22 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 21/02/2017






4° del salterio 
1s 58,96-14 / Sal 85

Lc 5,27-32
Martes 21 Febrero 






Secundino; Lucio; 
Bto. Noél Pinot



PALABRA:

Lucas 5,27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».


Convivir con la gente
Jesús nos ofrece hoy una hermosa fórmula para cambiar la mentalidad de la gente: «convivir con ella». ¿Cómo es posible que meta en su grupo a un recaudador de impuestos, con el odio que les tenía la gente? Los recaudadores eran los primeros colaboracionistas con el poder opresor del imperio. Pero Jesús, con esta elección, busca algo mucho más importante: «cambiar la mentalidad de aquellos hombres, conviviendo él con ellos». Jesús se juega aquí su imagen pública y su prestigio. No importa. Para él, lo decisivo era la cercanía humana a quienes, desde el punto de vista de la religión, se veían como los más indeseables. Se establece así una especie de lucha interna con los fariseos, «los que se tenían por más dignos» y no soportaban el proceder de Jesús, que se ganaba a la gente.


Señor, enséñanos a acercarnos a los demás, en todo momento, abriendo nuestro corazón de par en par a su presencia, a sus problemas, a sus situaciones, aunque sean difíciles y distantes, muy distantes de las nuestras.



             



martes, 21 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 20/02/2017






4° del salterio
1s 58,9a/Sal 50/
Mt 9,14-15 
Lunes 20 Febrero





Eleuterio; León; 
Mildred; Bta. Jacinta 
Marto de Fátima; 
Bta. Julia Rodzinska


PALABRA:
Mateo 9,14-15
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán».



Del sacrificio, al gozo fraternal
En este tiempo de Cuaresma se nos invita al ayuno, pero entendiendo bien la palabra y su contenido. Jesús quiere que seamos capaces de compartir nuestro pan con los que no tienen. El ayuno nos ofrece así su dimensión de privación, que redunda en beneficio de otros. Por eso, ayunar es compartir, ofrecer algo de lo nuestro, no acaparar, ser conscientes de que nuestro sacrificio no se encierra en nosotros sino que traspasa las barreras de los egoísmos humanos y se convierte en pan para nuestro prójimo, o en unas cuantas monedas para solucionar algunos de sus problemas. Jesús nos plantea de nuevo su reino como una fiesta de bodas y, por tanto, como un manantial de gozos fecundos, de una nueva alegría que nos hace felices.


Señor, que nuestro ayuno cuaresmal no sea solo un gesto para ensalzar nuestro yo, o para acallar nuestra conciencia, sino todo lo contrario: renunciamos a algo nuestro para compartir con los más débiles, con los más necesitados. Hacemos así algo que no escuece sino que produce un gozo infinito.







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