sábado, 4 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 03/02/2017


IV del T.O.
4° del salterio
Heb 12,1-4 / Sa1 21
/ Mc 5,21-43 (breve:
Mc 5,21-24 35b-43)
Viernes 03 febrero




Stos. Blas y Óscar,
Claudina Thévenet;
Azarías; Olivia


PALABRA:
Marcos 5,21-24.35b-43
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente. Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe». No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.


La humanidad entrañable de Jesús
Aquí aparece de nuevo la humanidad entrañable de Jesús, su rostro irradiando consuelo, sus palabras cercanas y llenas de vida. Pequeños mensajes para nosotros: primero, la fe de Jairo, un hombre que se acerca al Maestro, en actitud confiada, «rogándole con insistencia»; segundo, las palabras de Jesús: «no temas», hay que quitar el miedo y restablecer la armonía en el interior de las personas; tercero, la actitud de Cristo ante la niña: «no está muerta, está dormida», porque en aquel contexto social, una niña era como «un cadáver», no contaba para nada, hasta se le negaba la libertad y la dignidad de una persona adulta; cuarto, Jesús le restituye la vida, la levanta de su postración y logra que «eche a andar». Así, nosotros, en nuestra actitud con todos: atender especialmente a los postrados y excluidos, sobre todo, cuando se trata de la mujer.








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