sábado, 15 de diciembre de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES DÍA 14/12/2018






Salterio 3° Semana. Tomo I Adviento/3°
Viernes 14 Diciembre











Santos JUAN DE LA CRUZ pb dc, Venancio Fortunato
ob, Jerón y co mrs, Pompeyo oh, Drósida mr




 Papa Francisco: El mensaje cristiano se llama «Evangelio», es decir, «buena noticia», un anuncio de alegría para todo el pueblo. Dios nos ayuda para robustecernos y seguir adelante. ¡Ánimo! ¡Siempre adelante! Gracias a su ayuda podemos siempre recomenzar de nuevo. ¿Cómo? ¿Recomenzar desde el inicio? Alguien puede decirme: «No, Padre, yo he hecho muchas cosas... Soy un gran pecador... No puedo recomenzar desde el inicio». ¡Te equivocas! Tú puedes recomenzar de nuevo. ¿Por qué? porque Él te espera, Él está cerca de ti, Él te ama, Él es misericordioso, Él te perdona, Él te da la fuerza para recomenzar de nuevo. ¡A todos! Entonces somos capaces de volver a abrir los ojos, de superar tristeza y llanto y entonar un canto nuevo. Esta alegría verdadera permanece también en la prueba, incluso en el sufrimiento, porque no es una alegría superficial, sino que desciende en lo profundo de la persona que se fía le Dios y confía en Él.





PALABRA: 
Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?». Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: «Juan, el Bautista, nos ha mandado a preguntarte: ¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?» Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó ; Los enviados: «Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.Y dichoso el que no se escandalice de mí».


ORACIÓN: 
Isaías 45,6b-8.18.21b-25; Salmo 84,9-14 • LUCAS 7,19-23
JESÚS, no, yo no me escandalizo de ti. Tú eres el que tenía que venir a mi vida, y hagas lo que hagas lo acepto como lo mejor, aun aquellas cosas que no entiendo. Sé que me amas como soy, sin esperar a que sea bueno. Y quieres que sea feliz: por eso me invitas a la conversión, a gozar de tu presencia, a buscar en tu amistad la alegría profunda de mi vida. (Sigue tu oración personal).

¿Eres tú el que ha de venir,

o tenemos que esperar a otro?



















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