martes, 27 de noviembre de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES DÍA 26/11/2018






Tiempo Ordinario/34° Salterio 2° Semana. Tomo IV
Lunes 26 Noviembre








Santos Juan Berchmans rl, Delfina re, Conrado ob,
Leonardo pb, Tomás Dinh y Domingo Nguyén pbs mrs,
Beato Santiago Alberione



 Papa Francisco: [Manteneos en pie ante el Hijo del hombre]. El mensaje de la Iglesia en estos días no termina con la destrucción: hay una promesa de esperanza. Jesús nos exhorta a levantar la cabeza, a no dejarse asustar por los paganos. Estos tienen su tiempo y debemos soportarlo con paciencia. Cuando pensamos en el final, con todos nuestros pecados, con toda nuestra historia, pensamos en el banquete que gratuitamente nos será dado y levantamos la cabeza. Ninguna depresión: ¡esperanza! Pero la realidad es fea: hoy muchos pueblos, ciudades, mucha gente que sufre; muchas guerras, mucho odio, mucha envidia, mucha mundanidad espiritual y mucha corrupción. ¡Sí, es verdad! ¡Todo esto caerá! Pero pidamos al Señor la gracia de estar preparados para el banquete que nos espera, con la cabeza siempre alta.






PALABRA
Dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneos en pie ante el Hijo del hombre».

ORACIÓN:
Apocalipsis 22,1-7; Salmo 94,1 -7 • LUCAS 21,34-36
SEÑOR, no es momento de vicios, bebida y agobios de la vida que embotan la mente Tu palabra de estos días apunta hacia ese momento grandioso y decisivo para la humanidad: los fenómenos que rodearán tu venida gloriosa. Por eso adviertes: Tened cuidado, estad siempre despiertos, manteneos en pie... Y, conociendo nuestra debilidad, me aconsejas que te pida fuerza para escapar de todo lo que está por venir. Mándame, Señor, tu Espíritu de fortaleza, que robustezca mi fe, afiance mi esperanza y encienda mi amor a ti, que vienes con poder, y a los hermanos débiles como yo. (Sigue tu oración personal).

Tened cuidado de que no se os embote la mente

Estad siempre despiertos.

















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