miércoles, 28 de noviembre de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES DÍA 27/11/2018











Salterio 1° Semana. Tomo 1 Adviento/1°
Martes 27 Noviembre 


















Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa.
Santos Facundo y Primitivo mrs, Sigfrido ob, Bilgilda vg.
Beato Ramón Llull mr

 NUEVO AÑO LITÚRGICO:
CICLO "A"
TIEMPO DE ADVIENTO
"Liturgia de las Horas": tomo I


Papa Francisco: Comenzamos hoy, primer domingo de Adviento, un nuevo año litúrgico, es decir un nuevo camino del Pueblo de Dios con Jesucristo, nuestro Pastor, que nos guía en la historia hacia la realización del Reino de Dios. Es una peregrinación universal hacia una meta común, que en el Antiguo Testamento es Jerusalén, donde surge el templo del Señor, porque desde allí, de Jerusalén, ha venido la revelación del rostro de Dios y de su ley. La revelación ha encontrado su realización en Jesucristo, y Él mismo, el Verbo hecho carne, se ha convertido en el «templo del Señor»: es Él la guía y al mismo tiempo la meta de nuestra peregrinación, de la peregrinación de todo el Pueblo de Dios; y bajo su luz también los demás pueblos pueden caminar hacia el Reino de la justicia, hacia el Reino de la paz. El tiempo de Adviento, que hoy de nuevo comenzamos, nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona porque está fundada en la Palabra de Dios. ¡Él es fiel!, ¡Él no decepciona! ¡Pensemos y sintamos esta belleza! El modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar en la vida, es la Virgen María. Una sencilla muchacha de pueblo, que lleva en el corazón toda la esperanza de Dios. En su seno, la esperanza de Dios se hizo carne, se hizo hombre, se hizo historia: Jesucristo.






PALABRA: 
• Isaías 2,1-5:Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del
Señor, en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sion saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor. Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor.




Salmo 121,1-9: Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor.





Romanos 13,11-14a: Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo y que el cuidado de nuestro cuerpo no fo-
mente los malos deseos.

MATEO 24, 37-44: Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

ORACIÓN:
JESÚS, al inicio del nuevo Año Litúrgico (Ciclo A) que hoy comienzo con toda tu Iglesia, vuelvo a escuchar tu consejo: Estad en vela. Me pongo en camino, recorriendo tus pasos, con la esperanza del Adviento que prepara tu venida. Le pido a tu Madre que sea mi compañera de camino y mi modelo de fe. Nadie como ella supo esperarte y acogerte.

(Sigue tu oración personal).


















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