sábado, 16 de abril de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 16/04/2016

Salterio 3° Semana. Tomo II Tiempo Pascual/3°
SÁBADO 16 ABRIL








Santos Engracia y co mrs, Bernardita Soubirous vg,
Benito José Labre tf; Toribio de Astorga ob



Papa Francisco: Jesús nos pide que respondamos a su propuesta de vida, que decidamos cuál es el camino que queremos recorrer para llegar a la verdadera alegría. Se trata de un gran desafío para la fe. Jesús no tuvo miedo de preguntar a sus discípulos si querían seguirle de verdad o si preferían irse por otros caminos (cf. In 6,67). Y Simón, llamado Pedro, tuvo el valor de contestar: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna» Un 6,68). Si sabéis decir"sí" a Jesús, entonces vuestra vida se llenará de significado y será fecunda.



PALABRA:
Muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».



ORACIÓN:
Hechos 9,31-42; Salmo 115,12-17 • JUAN 6,60-69
JESUCRISTO, sólo tú tienes palabras de vida eterna. Mi alimento espiritual de cada día es tu palabra, que es espíritu y es vida, aunque mi fe sigue siendo débil. Pídele al Padre que me conceda permanecer siempre contigo. Yo, con la prontitud y debilidad de Pedro, te digo hoy, admirado de tu Misericordia: Fuera de ti, Santo consagrado por Dios, ¿a quién voy a acudir? En la oración personal te daré mi respuesta. (Sigue tu oración personal).

Señor, ¿a quién vamos a acudir?



Tú tienes palabras de vida eterna.









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