Jueves 01 Junio
IX del T.O.
1a del salterio
Tob 1,3; 2,1b-8 / Sal
111 / Mc 12,1-12
S. Justino, m.o
Nª Sra. de la Luz;
Íñigo; Aníbal Mª de
Francia
Marcos 12,1-12
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de 1a viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a este lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: "Este es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia': Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros?. ¿No habéis leído aquel texto: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?». Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
La oferta de la salvación
En esta parábola Jesús se presenta como el Hijo de Dios, como el «heredero», denunciando el abuso de los viñadores, desenmascarando las falsas autoridades. De fondo, Jesucristo nos presenta el eterno conflicto que tantas veces surge entre «los dirigentes» y el «pueblo». La imagen de Dios Padre de ternuras y bondades se nos ofrece para que vivamos ese «encuentro» con Él, con su «heredero». El «encuentro» es la clave de nuestra felicidad.
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