Martes 20 Junio
XI del T.O.
3° del salterio
2Cor 12,1-10/Sal
33 / Mt 6,24-34
Juan de Matera;
Silverio; Florentina
Mateo 6,24-34
EnJquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni. siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos».
O Dios o el dinero
La disyuntiva se nos plantea con claridad en el evangelio: o el proyecto del dinero o el proyecto de Dios. El proyecto del dinero nos hace plantear nuestra vida solo en clave económica; el proyecto de Dios, en cambio, nos hace contemplar el dinero, los bienes, en clave comunitaria, es decir, gestionándolos de tal forma que haya para todos. El mundo no sale de las manos de Dios como campo de batalla, sino como escenario para el encuentro fraternal de todos, realizando así cada uno su misión. Brillarán como telón de fondo, las palabras «ganancia» y «productividad». La ganancia solamente arrolla y pasa por encima de las personas; la productividad, en cambio, busca frutos para todos. Si eliminamos el proyecto de Dios Padre, eliminaremos también a hombres con proyectos.
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