martes, 23 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 22/05/2017




Lunes 22 Mayo
VII de Pascua
3° del salterio
He 25,13-21 /Sal
102 /.1n 21,15-19






Sta. Joaquina 
Vedruna / Sta. 
Rita de Casia, m.l. 
Humildad de

Faenza; Atón; 
Miguel Hu Dinh Hi



PALABRA
Juan 21,15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

El poder es servicio a todos
Hemos oído siempre que a aquellas tres negaciones de Pedro en la pasión, corresponden estas tres afirmaciones de fidelidad de Pedro a Jesús en la resurrección. Pero las preguntas de Jesús tienen un sentido mucho más profundo: «constituirlo pastor de sus ovejas». Pedro prolonga en la historia el servicio del Buen Pastor. El ministerio de Pedro se define por un poder y una autoridad, que, como bien nos dijera el papa Francisco al comienzo de su pontificado, es servicio: «también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José, y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los más débiles». Este es el poder que Jesucristo otorga a Pedro y a sus sucesores.

Señor, por desgracia, en todas las épocas de la historia, 
existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer, sin darse cuenta de que todo poder comporta servicio a los demás, con más cariño y entrega a lo más débiles, a los más necesitados.                                                                                                    




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