miércoles, 31 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 30/05/2017



Martes 30 Mayo
VIII del T.O.
4º del salterio
Si 51,17-27 / Sal 18
/Mc 11,27-33






S. Fernando, m.I. 

Félix; Juana de Arco; 
Bto. Otto Neururer


PALABRA:
Marcos 11,27-33
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?». Jesús les respondió: «Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autofidad hago esto: El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme». Se pusieron a deliberar: «Si decimos que es de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?". Pero como digamos que es de los hombres...». (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta). Y respondferon a Jesús: «No sabemos». Jesús les replicó: «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».


La autoridad como telón de fondo
Jesús ha denunciado que han hecho del templo una cueva de bandidos. La denuncia escuece y moviliza a los fariseos. Se acercan a Jesús para preguntarle con qué autoridad formula esta acusación. Está en juego la autoridad. ¿Quién manda? ¿Quién tiene más poder? El poder obsesiona a los fariseos. Tendrían que haberse preocupado por sus conductas: por su ejemplaridad, por su honradez, por su preparación para explicar bien la Palabra de Dios, para ver si su testimonio era veraz. Pero, no. Les preocupa saber quién manda, quién tiene más poder. Buscan asegurar su propia imagen ante la opinión pública. ¡Qué pena nos da un cristianismo que da primacía al poder o a la autoridad, en vez de a sus frutos, a sus obras, a su testimonio! Miremos cada día nuestras manos y nuestro corazón para saborear, en nuestras obras, en nuestra conducta, la acción de Dios sobre cada uno de nosotros.


Debería estar claro para todos los que hemos recibido el don de la fe: el Reino no es un proyecto del hombre para el hombre, sino el proyecto de Dios revelado al hombre y que el hombre debe acoger, descubrir y realizar. Sabiendo en la fe que es el propio Dios en Cristo quien lo realiza en plenitud —hoy, mañana, más allá del tiempo—; un proyecto que coincide, aún-superándolas, con las más limpias y profundas aspiraciones del hombre.                      





No hay comentarios:

Publicar un comentario

cultivarseescrecer Chanel