Miércoles 19 Julio
4° del salterio
Jer 23,1-6/Sal 22
/Ef 2,13-18 / Mc
6,30-34
Áurea; Arsenio el
Grande; Símaco
Jeremías 23,1-6
Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño —oráculo del Señor—. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: «A los pastores que pastorean a mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones —oráculo del Señor—. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá —oráculo del Señor—. Mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia».
Salmo 22
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Efesios 2,13-18
Hermanos: Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.
Marcos 6 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Preocupación de Jesús por el descanso
A lo largo del año, damos lectura a esta escena entrañable del evangelio, acaso porque sintoniza perfectamente con nuestros estados de ánimo. También nosotros sentimos el cansancio, no solo por la falta de fuerzas sino por la falta de entusiasmo y de ilusiones. Vemos cómo Jesús muestra su preocupación por el cansancio de sus discípulos. Y por eso los invita a retirarse a un sitio tranquilo para un merecido reposo. Si queremos descansar a fondo, hemos de elegir un lugar apartado de los afanes cotidianos, donde podamos respirar paz y silencio. Se derraman en la escena diversos sentimientos de la humanidad del Señor. Llega al sitio tranquilo, se encuentra con la gente y se pone a «enseñarles con calma». No se inquieta, no se impacienta, «se le conmueven las entrañas». Así es el corazón de Jesús. Acoge, atiende, enseña, dedica incluso su tiempo de descanso a los demás.
Señor, que sepamos descansar, no solo para recuperar fuerzas sino para crear ilusiones y horizontes luminosos en nuestra vida. El descanso nos servirá también para escuchar tu voz que se dirige a nosotros, con honda preocupación. ¡Siempre nos acoges y nos enseñas con calma!
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