domingo, 12 de julio de 2015

LA VIOLENCIA NOS HACE SUFRIR A TODOS






Quién de nosotros no se ha visto afectado por la violencia? Inunda los noticieros. Nos acecha en las calles y el trabajo. Los niños la sufren en la escuela a manos de compañeros acosadores. Incluso en el hogar, donde los cerrojos de las puertas ofrecen cierta seguridad, millones de personas —mujeres sobre todo— sienten miedo. En algunos países, hasta el 70% de las mujeres informan haber sido agredidas por su pareja.
Existe, además, un temor generalizado a que se produzcan levantamientos políticos y sociales violentos o atentados terroristas. Tales temores se reflejan en la proliferación de sistemas de vigilancia electrónica que se observa en diversos países, principalmente en aquellos que han sido blanco del terrorismo.
No sorprende, entonces, que la videovigilancia sea un mercado en pleno auge a pesar de la desaceleración económica que aflige al mundo. ¿Y quién carga con los gastos? Al final, nosotros, con nuestros impuestos y contribuciones. Por si fuera poco, los costos seguramente seguirán creciendo a medida que los sistemas de seguridad se vuelvan más comunes, caros e invasivos.
Los inquietantes efectos de la violencia deberían impulsarnos a evaluar nuestros propios principios y creencias. En los siguientes artículos se analizarán estas cuestiones: ¿Qué papel desempeñan los medios de comunicación en la difusión de la violencia? ¿Qué factores pueden condicionar nuestra manera de ver la violencia? ¿Cómo podemos protegernos de las influencias negativas?






FASCINADOS POR LA VIOLENCIA

EL MUNDO de hoy está fascinado por la  violencia. Es cierto que esta siempre ha estado presente en el entretenimiento; sin embargo, como señala la organización Media Awareness Network, "en fechas recientes algo ha cambiado con respecto a la violencia mediática. En primer lugar, hay más". Y en segundo lugar, se ha vuelto "mucho más gráfica, mucho más sexual y mucho más sádica". Así lo confirman los siguientes datos.
La música. Las canciones cuya letra hace gala de salvajismo "han encontrado un lugar dentro de la industria musical", continúa la fuente citada arriba. Valiéndose del lenguaje obsceno, exaltan el asesinato y la violación, incluso de madres y esposas.
Los videojuegos. Una revista británica para entusiastas de los videojuegos señala: "La inqúietante realidad es que los videojuegos tienen una malsana fijación con el derramamiento de sangre. Hasta cierto grado, para sentir pasión por los videojuegos hay que sentir pasión por la brutalidad". Por ejemplo, en un popular juego, los participantes pueden matar mujeres con bates de béisbol. Algunos especialistas piensan que, como los videojuegos son interactivos, ejercen en los niños una influencia negativa más marcada que la televisión.
Las películas. Diversos estudios demuestran que la violencia, el sexo y las obscenidades son ingredientes cada vez más importantes de las películas. Y las clasificaciones que se les asignan no son tan confiables. Además, ya no solo "los malos" son agresivos. Según una investigación reciente, casi la mitad de los actos violentos que se ven en programas televisivos, películas y videos musicales son realizados por "los buenos".
Las noticias. "Si hay sangre, se vende." Este es el lema de muchos productores de noticieros. Las noticias son un gran negocio, y quienes las presentan saben algo: la violencia trae audiencia, y lo que trae audiencia, trae anunciantes, que son los que financian la televisión en muchos países.
Los sitios web. En Internet abundan las imágenes —reales o ficticias— de torturas, descuartizamientos, mutilaciones y asesinatos. Y los niños que visitan dichos sitios también abundan.

¿Puede la violencia mediática afectarle a usted?
¿Afecta a las personas la violencia que observan en la televisión, las películas, los libros, la música y demás formas de entretenimiento? Los productores, que se lucran con ella, afirman que no, que no es nociva. Pero piense en esto: si los comerciales, que pueden durar apenas treinta segundos, condicionan tanto a la gente que el mundo empresarial está dispuesto a gastar en ellos miles de millones de dólares, ¿es razonable creer que una película de noventa minutos con héroes inmorales y violentos tiene poco o ningún efecto, sobre todo en la mente impresionable de los niños?
Nuestro Creador, conoce la naturaleza humana mejor que nosotros. ¿Qué nos ha dicho sobre quienes se relacionan con personas violentas, incluidas las que nos entretienen a través de los medios de comunicación? Veamos los siguientes pasajes bíblicos:
"Jesús mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia." (Salmo 11:5.)
"No tengas compañerismo con nadie dado a la cólera; y con el hombre que tiene arrebatos de furia no debes entrar, para que no te familiarices con sus sendas y ciertamente tomes un lazo para tu alma." (Proverbios 22:24, 25.)
No podemos evitar por completo las malas influencias; pero sí podemos seleccionar nuestro entretenimiento y nuestras amistades. Así que pregúntese: "¿Cómo me gustaría ser?", y busque personas que sean así, que tengan las metas y los valores que usted quisiera tener
Está claro que las amistades y el entretenimiento que elegimos pueden influir en nuestra manera de ver la violencia. Pero hay otros factores. ¿De cuáles se trata?

LAS RAÍCES DE LA 
VIOLENCIA COMIENZA EN UNO MISMO

Aunque existen diversos desencadenantes de la violencia, la principal raíz se encuentra en nuestro interior. ¿Cómo lo sabemos? Porque Jesucristo, quien tenía una aguda comprensión del corazón humano, dijo: "De dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos, adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada, ojo envidioso, blasfemia, altanería, irracionalidad" (Marcos 7:21, 22). El hábito de mirar, escuchar o pensar cosas indebidas alimenta las malas inclinaciones (Santiago 1:14, 15).
En cambio, si nutrimos la mente con cosas sanas, como las que se mencionan en este articulo que os invito a leer, avivamos los buenos deseos y matamos los malos (Colosenses 3:5; Filipenses 4:8). Entonces, Dios nos ayudará a ser "poderosos en el hombre que [somos] en el interior" (Efesios 3:16).












LA VIOLENCIA : tiene raíces complejas. No se le puede achacar a un solo factor, como las amistades, el entretenimiento o el entorno; más bien, se trata de una combinación de estos y otros elementos, entre los que figuran:
La desesperación y la desesperanza. A veces, la gente se vuelve violenta cuando se siente oprimida, discriminada o marginada social y económicamente, o si cree que no tiene control sobre su vida.
La mentalidad de masas. Como se ve con frecuencia en los encuentros deportivos, cuando las personas se encuentran entre una multitud, tienden a desinhibirse y a romper las reglas. ¿Por qué? Porque son "menos conscientes de sus propios principios morales y mucho más propensas a responder a provocaciones violentas o agresivas", asegura un libro sobre psicología social. Según un trabajo de investigación, los individuos se convierten en títeres y pierden "todo sentido de responsabilidad social".
El odio y la envidia. El primer asesinato de la historia fue cometido por Caín (Génesis 4:1-8). Este hombre mató a su hermano llevado por el odio y la envidia. De nada valió que Dios le hubiera aconsejado dominar sus impulsos ni que le hubiera prometido bendecirlo. ¡Qué ciertas son las palabras de la Biblia: "Donde hay celos y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil"! (Santiago 3:16.)
El alcohol y las drogas. El abuso del alcohol y las drogas no solo perjudican la salud física y mental: también interfieren en los centros de control del cerebro. Como resultado, la persona que está bajo los efectos de alguna sustancia tiende a ser más impulsiva y a responder con mayor agresividad a las provocaciones.
Sistemas de justicia ineficaces. Eclesiastés 8:11 asegura: "Por cuanto la sentencia contra una obra mala no se ha ejecutado velozmente, por eso el corazón de los hijos de los hombres ha quedado plenamente resuelto en ellos a hacer lo malo". La incapacidad, la ineptitud y la corrupción de los sistemas judiciales promueven directa o indirectamente la violencia.
La religión falsa. Muchas veces se vincula la religión con la violencia, incluidos los ataques sectarios y el terrorismo. Pero la culpa no es solo de los fanáticos y los extremistas religiosos. Durante las dos guerras mundiales, miembros de las principales religiones del mundo —tanto "cristianas" como no cristianas— se masacraron mutuamente, a menudo con la bendición de sus guías espirituales. Esos actos ofenden a Dios (Tito 1:16; Revelación [Apocalipsis] 17:5, 6; 18:24).
En un mundo con tantas fuerzas que favorecen o exaltan la violencia, ¿es posible ser pacífico? La respuesta es sí, como veremos a continuación.

LA VIOLENCIA DESCONCIERTA
A LOS EXPERTOS
¿Por qué en unos países la tasa de asesinatos es sesenta veces más elevada que en otros? ¿Por qué han sido las guerras y otras formas de violencia una constante a lo largo de la historia? Abundan las preguntas desconcertantes como estas, pero escasean las respuestas convincentes.
Algunos investigadores le achacan el problema a la pobreza y la desigualdad. Según estadísticas, un 90% de las muertes violentas ocurridas en el año 2000 —incluidos los suicidios— tuvieron lugar en las naciones menos prósperas. Además, los barrios pobres de las ciudades suelen ser las zonas de mayor criminalidad. Pero ¿serán más violentos los pobres? ¿0 será que el presupuesto de sus comunidades no alcanza para costear un sistema de justicia eficiente? Cabe notar que en la ciudad india de Calcuta, donde viven millones de personas en extrema pobreza, la tasa de homicidios es una de las más bajas del mundo; y no es el único caso.
Otros creen que la facilidad con que se pueden conseguir armas produce una sociedad más belicosa. Es cierto que las armas vuelven más peligrosos a los individuos agresivos. Pero ¿por qué hay países con una mayor proporción de personas violentas? Tampoco en esto se ponen de acuerdo los expertos.


PODEMOS APRENDER A SER PACIFICOS:

AUNQUE es cierto que nacemos con algunas malas inclinaciones, por lo general el comportamiento violento se aprende. Lo mismo puede decirse de la conducta pacífica. Ahora bien, ¿quién puede enseñarnos los caminos de la paz? La persona más indicada es, sin lugar a dudas, nuestro Creador, pues su sabiduría es inigualable. Analicemos cinco joyas de sabiduría que se encuentran en la Biblia.
"No tengas envidia del hombre de violencia." (Proverbios 3:31.) La verdadera fortaleza se basa en cualidades como el autodominio y la apacibilidad. "El que es tardo para la cólera es mejor que un hombre poderoso", dice Proverbios 16:32. Como el sólido dique de una presa, este tipo de persona es capaz de resistir la presión que causan las palabras y acciones ofensivas. No solo eso, sino que responde a las agresiones con mansedumbre, y así "aparta la furia" (Proverbios 15:1). Por otro lado, quien es propenso a enojarse estalla a la menor provocación (Proverbios 25:28).
Elijamos bien las amistades. "homre de violencia seduce a su prójimo",asegura Proverbios 16:29. En cambio, "el que está andando con personas sabias se hará sabio" ( Proverbios 13:20). En efecto, cuando nos juntarnos con personas pacificas, que saben controlarse, lo normal es que queramos ser como ellas. 
Cultivemos amor sincero por el prójimo. La mejor descripción que se ha dado del
amor se encuentra en 1 Corintios 13:4-7, donde en parte leemos: "El amor es sufrido y bondadoso [...], no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. [...] Todas las cosas las soporta, [...] todas las aguanta". Un amor como el de Dios, dijo Jesús, se extiende incluso a los enemigos de uno (Mateo 5:44, 45).
Tengamos fe en que Dios se encargará de los malvados. "No devuelvan mal por mal a nadie. [...] Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres. No se venguen, amados [...]: porque está escrito: 'Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jesús." (Romanos 12:17-19.) La fe en Dios y sus promesas nos permite disfrutar de una paz interior que no pueden ni siquiera empezar a comprender quienes carecen de fe (Salmo 7:14-16; Filipenses 4:6, 7).
Confiemos en que el Reino de Dios traerá verdadera paz a la Tierra. El Reino de Dios es un gobierno celestial que pronto eliminará para siempre a los malvados y tomará las riendas del planeta entero (Salmo 37: 8-11; Daniel 2:44). Bajo ese Reino, "el justo brotará, y [habrá] abundancia de paz hasta que la luna ya no sea" (Salmo 72:7).
Estas enseñanzas bíblicas han ayudado a millones de personas —entre ellas algunas que antes eran violentas a convetirse en amantes de la paz.Considere el ejemplo de Salvador Garza.


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