sábado, 11 de julio de 2015

LA INMIGRACIÓN: UN SACRIFICIO POCO VALORADO












EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR

Youri estaba desesperado. Ni siquiera podia alimentar a su familia. Las enfermedades y el hambre azotaban a su comunidad. Sin embargo, a unos cientos de kilOmetros al sur se encontraba
un pais mas próspero. "Me ire alla —penso Youri—, conseguire un empleo y luego hare que mi familia vaya tambien para reunirse conmigo."
Tambien Patricia, de Nigeria, soñaba con un nuevo comienzo en el extranjero. No tenia ni perspectivas de progresar, de modo que decidió irse a Argelia y de alli a Espana, sin imaginarse lo terrible que seria el viaje a traves del desierto del Sahara. "Estaba embarazada —comenta ella—, y queria darle a mi hijo una vida mejor."
Rachel queria ir a Espana para mejorar su situacion. Habia perdido su empleo en Filipinas y sus parientes le habian dicho que en otros paises las empleadas domesticas eran muy solicitadas. Asi que pidio dinero prestado, compro el pasaje y se despidió de su esposo y su hija con esta promesa: "No estaremos separados por mucho tiempo".
Se calcula que en las ultimas decadas han emigrado mas de 200 millones de personas como Youri, Patricia y Rachel. Aunque algunas han huido debido a la guerra, los desastres naturales o la persecucion, la mayoria ha emigrado por razones econonómicas.
Que dificultades encuentran en el país al que Ilegan? .,Logran la vida que anhelaban? Como les va a los hijos cuando sus padres se marchan en busca de mayores ingresos? Lea las respuestas que se dan a continuación.

LLEGADA Y PROCESO DE ADAPTACIÓN

La primera gran dificultad del emigrante es, a menudo, el viaje mismo. George viajó cientos de kilómetros con poca comida. "El recorrido fue una pesadilla", recuerda. Muchos inmigrantes ni siquiera llegan a su destino.
El objetivo de Patricia era llegar a España. Atravesó el desierto del Sahara apiñada con otras 25 personas en un camión abierto. "El viaje de Nigeria a Argelia nos tomó una semana —cuenta--. En el trayecto vimos muchos cadáveres y gente vagando por el desierto a punto de morir. Parece que algunos camioneros despiadados van abandonando pasajeros a lo largo del camino."
A diferencia de Youri y Patricia, Rachel viajó en avión a España, donde tenía un empleo esperándola. Pero nunca se imaginó cuánto extrañaría a su hijita de dos años. "Cada vez que veía a una madre cuidando de su pequeño —recuerda—, se me encogía el corazón."
Youri luchó por adaptarse a su nuevo país. Pasaron meses antes de que pudiera enviar dinero a casa. "Muchas noches lloré de soledad y frustración", confiesa.
Tras varios meses en Argelia, Patricia llegó a la frontera con Marruecos. Ella dice: "Allí di a luz a mi nena. Tenía que esconderme de los traficantes que secuestraban a las inmigrantes y las obligaban a prostituirse. Al final conseguí suficiente dinero para iniciar el peligroso viaje por mar a España. El bote estaba en pésimo estado y no estaba preparado para llevar a tanta gente. ¡Hasta tuvimos que usar los zapatos para sacar el agua que entraba! Al llegar a la costa, no me quedaban fuerzas para caminar hasta la orilla".
Los riesgos del viaje no son los únicos problemas a los que se enfrenta quien está planeando irse a otro país. Están las barreras del idioma y la cultura, así como los gastos y las complicaciones legales que surgen para obtener la residencia o la ciudadanía. Si no se obtienen, es casi imposible conseguir un buen empleo, vivienda, educación o servicios de salud adecuados. Tampoco es fácil tramitar la licencia de conducir ni abrir una cuenta bancaria. Y por si fuera poco, los inmigrantes indocumentados son explotados como mano de obra barata.
"La migración es la acción más antigua
de combate a la pobreza", escribió el economista John Kenneth Galbraith. Eso fue lo que hizo el patriarca Jacob, el fundador de la nación de Israel. Debido al hambre que azotaba Canaán, Jacob y su gran familia de casi setenta miembros se mudaron a Egipto, donde permanecieron por muchísimo tiempo (Génesis 42:1-5; 45:9-11; 46:26, 27). De hecho, Jacob murió allí y sus descendientes se quedaron en aquel país por unos doscientos años antes de volver a Canaán.
Otro factor que considerar es el dinero. En realidad, ¿cuánta seguridad ofrece? La Biblia da este sabio consejo: "No te esfuerces por hacerte rico; deja de preocuparte por eso. Si te fijas bien, verás que no hay riquezas; de pronto se van volando, como águilas, como si les hubieran salido alas" (Proverbios 23:4, 5, Dios habla hoy). Hay que recordar que.........las cosas más importantes no se pueden comprar: el amor, la tranquilidad y la unidad familiar. ¡Qué triste es cuando una pareja, en su deseo de conseguir más dinero, pone en segundo plano el amor que los une o el "cariño natural" que sienten por sus hijos! (2 Timoteo 3:1-3.)
 Los seres humanos también tenemos una necesidad espiritual (Mateo 5:3). Por tanto, los buenos padres hacen todo lo que está en su mano por cumplir la responsabilidad que Dios les ha dado de enseñar a sus hijos acerca de él, su propósito y sus normas (Efesios 6:4).


 "Yo tenía nueve años cuando mamá se fue a España —dice Airen, quien vivía en Filipinas con sus dos hermanas menores—. Nos prometió que comeríamos mejor, iríamos a una mejor escuela y viviríamos en una casa mejor. Todavía recuerdo el día que se marchó. Me abrazó y me dijo que cuidara de mis hermanitas, Rhea y Shullamite. Lloré por mucho tiempo.
"Cuatro años después, papá se marchó para encontrarse con ella. Mientras estuvo con nosotras, yo lo seguía a todas partes. Cuando fuimos a despedirlo, las tres estuvimos abrazadas a él hasta que subió al autobús. De nuevo, lloré desconsoladamente por mucho tiempo."
Shullamite, la menor de las tres, recuerda: "Con nueve años, Airen llegó a ser mi madre, por decirlo así. Yo le contaba mis problemas.
Ella me enseñó a lavar la ropa, a hacer la cama y otras cosas. Cuando nuestros padres nos llamaban, algunas veces trataba de decirles lo que sentía, pero no me sabía explicar bien. No creo que siempre me hayan entendido.
"La gente me preguntaba si extrañaba a mis padres. `¡Claro!', respondía yo. Aunque sinceramente no recordaba a mi madre. Tenía cuatro años cuando se marchó y me había acostumbrado a estar sin ella."
"Tenía 16 años —dice Airen— cuando mis hermanas y yo finalmente nos reunimos con nuestros padres. ¡Qué emocionada estaba! Pero una vez allí descubrí que para nosotras eran casi unos extraños."
Rhea añade: "Yo me guardaba los problemas. Era tímida y me costaba mostrar cariño. En Filipinas vivíamos con nuestros tíos, que tenían tres hijas. Aunque cuidaban de nosotras, no era lo mismo que tener verdaderos padres".
Airen concluye diciendo: "Cuando éramos una familia pobre no sufrimos, pues nunca pasamos hambre. Pero mis hermanas y yo sí sufrimos cuando nuestros padres se marcharon. Aunque llevamos juntos casi cinco años, la huella que dejó en nosotras la larga separación no se ha borrado. Sabemos que nuestros padres nos aman, pero ojalá hubieran
tomado otra decisión".

UNA FAMILIA UNIDA ES MÁS IMPORTANTE QUE EL DINERO

Las historias de los inmigrantes pueden variar, pero la mayoría tienen algo en común, como se ve en los ejemplos de Youri, Rachel y Patricia. La familia sufre cuando se deja atrás al cónyuge o a los hijos, y pueden pasar años hasta que todos vuelvan a reunirse. En el caso de George pasaron más de cuatro años.
Rachel finalmente volvió a Filipinas para buscar a su hijita después de haber estado separada de ella por casi cinco años. Patricia, por su parte, llegó a España con su bebé en brazos. "Ella es todo lo que tengo —dice—, así que trato de cuidarla lo mejor posible."
Muchos inmigrantes no vuelven a su país a pesar de la soledad, los problemas económicos y la larga separación de sus seres queridos. ¿Por qué? Porque han invertido tanto que, cuando las cosas salen mal, no tienen el valor de cortar por lo sano, regresar a casa y sufrir posibles humillaciones.
Allan, de Filipinas, tuvo el valor de regresar. Aunque había encontrado un buen empleo en España, al año y medio ya estaba de vuelta en casa. Él explica: "Extrañaba demasiado a mi esposa y a mi nena. Así que decidí que no trabajaría nunca más en el extranjero si no podía llevármelas conmigo; y con el tiempo, eso fue lo que hice. La familia es muchísimo más importante que el dinero".
Patricia descubrió otra cosa que es más importante que el dinero. Cuando llegó a España, llevaba con ella un Nuevo Testamento. "Era mi amuleto —recuerda—. Más tarde conocí a una amiga con distinta creencia a la mia y nios hicimos amigas.Compartiamos largas horas de charla y jamás fué un problema en que ambas tubiesemos creecncias totalmente contrarias pues mi amiga era testigo de jehová y yo era católica y a la vez procesaba creencias espirituales relacionadas con la santeria y el culto a los ancestros.Ambas compatiamos unas misma situacion y una misma dificultad que era estar en periodo de integracion en un nuevo pais desconocido para ambas y el echo de esas charlas nos ayudaba mucho a evitar pensar en lo penoso y complicado de aquella situación.En mi pais nunca había querido hablar con los Testigos, así que empecé a hacerle muchas preguntas con la intención de entender su ideologia pero con el paso del tiempo nos fuimos dando cuenta que era casi mejor mantener nuestra amistad fuese cual fuese nuestra creencia pues nos apoyabamos mutuamente y el estar en las mismas circunstancias y poder apoyarnos era casi ya mejor y mas importante que el echo en sí,de creer o no en una misma idea pues bien dice la biblia que el derecho a un libre pensamiento u acto solo nos corresponde libremente decidirlo a cada uno de nosotros y es bueno y sano respetar decisiones ajenas pues adquieres tu derecho a que las tuyas sean igual de respetadas.
Para mi sorpresa, defendió sus creencias y respondió a mis preguntas con la Biblia."
Patricia comprendió que la felicidad verdadera y la esperanza de un futuro mejor no dependen del lugar donde uno viva ni del dinero que uno tenga, sino de conocer a Dios y su propósito para la humanidad (Juan 17:3). Entre otras cosas, aprendió que Dios tiene nombre: Jehová (Salmo 83:18). También aprendió en la Biblia que él pronto eliminará la pobreza mediante su Reino, un gobierno en manos de Jesucristo (Daniel 7:13, 14). Jesús "librará al pobre que clama por ayuda, también al afligido y a cualquiera que no tiene ayudador. De la opresión y de la violencia les redimirá el alma", nos asegura Salmo 72:12, 14.
¿Por qué no dedicar tiempo a cuidarse uno mismo chequeando cada dia, en reposo y con mente serena, analizar los actos o decisiones que tomamos, y bajo un silencio analizar si en verdad estamos satisfechos o no de las decisiones que tomamos?...o si debemos cambiar en algo o no?
Es muy importante no dejarse vencer por la dejadez o la apatia pues nosotros somos los primeros que debemos mantenernos en un cierto equilibrio para que cada dia, podamos ir notando progresos y mayor seguridad en nosotros mismos.Cuando uno toma la decisión  de cortar una vida y comenzar una vida nueva en otro pais, con diferentes costumbres y cultura, uno debe permanecer aferrado a la esperanza de poder lograr ese sueño que quizás pueda ayudarte a lograr un mejor futuro y una de las cosas casi más importantes,es cuidarte y trabajar sobre tus propios miedos e inseguridades pues hay que prepararse pues no es tarea facil la que se te presenta y obstaculos muy altos que superar.Por tanto es casi un hábito constante que debes tener, para que cada dia a traves de ese trabajo contigo mismo,puedas ir adquiriendo mayor confianza contigo mismo y así lograr con mayor facilidad tu objetivo que no es otro; Que conseguir un mejor futuro para ti y para tus seres queridos........
Si estais en esas circunstancias os deseo la mejor de las suertes  y ya sin más me despido hasta mi próximo post.....buen fin de semana a todos!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

cultivarseescrecer Chanel