Cultivarse es crecer, la ira no hace nada por nadie, la paciencia es la madre del buen carácter, quienes la cultivan disfrutaran de larga vida
domingo, 12 de julio de 2015
PALABRA Y VIDA 2015 EN CULTIVARSEESCRECER
buenos días para todos,espero se encuentren bien y solo es para daros una gratificante noticia para aquellos que habéis decidido seguir mi blogg, y es la siguiente; a partir de hoy domingo 12 de julio del 2015 y si mediante no ocurre nada, empezare a compartir día tras día la palabra que corresponda a cada dia del año y es solo por colaborar con aquellas personas que por cualquiere que sea la circunstancias o estado anímico no pudiesen por si mismas,disfrutarla o enriquecerse con ella....´Soy cociente que seguramente este ofrecimiento desinteresado despertara alguna critica por parte de algunos pero es algo con lo que ya cuento y tampoco me voy a sorprender por ello. La brindo solamente por su aporte reflexivo y no con ningún otro interés.Espero que la disfruten con naturalidad como mismo hacen con el resto de mis blogs publicados.pasen buen domingo y hasta mi próxima publicación. Abrazos
domingo
Juan Gualberto;
José Fernández de Ventosa; Teodoro y Juan; Bto. Mariano de Jesús Euse
3° del salterio
Am 7,12-15 /Sal 84 / Ef 1,3-14 Mc/ 6,7-13
En aquellos días, dijo Amasías, sacerdote de Casa de-Dios, a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país». Respondió Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel"».
Domingo XV del Tiempo Ordinario
Marcos/ 6,7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni Os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Salmo 84
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
efesios1,3-14 : Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros, que habéis escuchado la palabra de verdad, el Evangelio de vuestra salvación, en el que creísteis, habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.
«Liberar del mal a la buena gente»
Nos encontramos a Jesús encomendando a sus discípulos la tarea del anuncio de la Buena Noticia. ¿Cuál es el argumento central? Está muy claro: «expulsar espíritus inmundos», es decir, curar enfermos del cuerpo y de la mente. Y Jesús les da autoridad para «liberar a la gente de esos males», para aliviar sus sufrimientos, para llevar un poco de bien y de felicidad a los que nos rodean. Esa es la gran tarea de los creyentes cristianos de esta hora: «sembrar el bien, acompañar a nuestro prójimo en su dolor y sufrimiento, aliviar sus heridas». Porque hay mucha reconciliación que construir, muchas penas que mitigar, muchas lágrimas que enjugar, muchos desencuentros que sanar. Anunciar la Buena Noticia es proclamar que Dios nos ama con locura y que nos ofrece los hermosos caminos de la libertad, rompiendo esclavitudes; del bien, curando nuestras dolencias.
Señor, haz que vivamos felices, no con el placer pasajero de los egoísmos humanos, sino con la libertad de los hijos de Dios, que pasan haciendo el bien, escuchando lamentos y curando enfermedades, siempre con una sonrisa de paz a punto en nuestro semblante.
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